El PRO lo cuida a Pichetto
Desde el PRO salen otros gestos, como el respaldo al peronismo “republicano” de Pichetto. El propio Macri lo privilegió el viernes con la primera reunión a su regreso de La Angostura. Esta semana puede repetirse ese encuentro si Macri acepta ir a comerse un asado al quincho de la casa de Pichetto en Vicente López. En ese recinto estuvo el sábado Diego Santilli, para un modesto café de conciliación. El vicejefe porteño tiene en marcha un proyecto de candidatura en Buenos Aires en 2023, territorio en donde Pichetto trabaja para construir alguna sociedad electoral. En este cuadro también cobran nueva luz algunas apariciones de Pichetto en la CABA. No ya como visitante de Larreta en las oficinas de Uspallata, adonde llevó a Jorge Yoma -que ha consagrado un estilo, con su atuendo casual de gorra con visera al revés-. Ahora Pichetto hizo una visita a las Villas 20 y a la Rodrígo Bueno, que tuvieron una música diferente para este crítico del pobrismo bergogliano.
Recorrió los emprendimientos de urbanización de la gestión porteña, acompañado de la ministra de Desarrollo Humano María Migliore. Esta funcionaria es la responsable de las relaciones con las organizaciones sociales que coordina Juan Grabois, que son tan buenas como las que ha mantenido este dirigente con las anteriores gestiones de Carolina Stanley y Guadalupe Tagliaferri. Ese trabajo redundó en las grandes leyes sociales de la era Macri -Economía Popular de 2016 y Ley de Villas de 2018-. La contrapartida fue la paz en las calles de la CABA durante los años de la presidencia de Macri. Las relaciones siguen con Larreta, a quien Grabois pone por encima de sus socios: “Porque no es -ha dicho el jefe de la CTEP- un mediocre horrible como Macri. Es democrático y bastante pragmático. Tiene alguna sensibilidad social. Es un rival, pero no un enemigo”.
Intríngulis: cómo construir política con una peste que mata gobiernos
Pichetto ha sido un crítico de esos entendimientos, aunque los votó como senador del peronismo federal. En la visita del jueves reconoció el trabajo del Gobierno porteño en materia de urbanización y construcción de viviendas. Migliore tiene extracción clerical, ha sido discípula del cura jesuita Rodrigo Zarazaga en el CIAS (Centro de Investigación y Acción Social, la escuela de dirigentes de la Compañía de Jesús), y guarda una estrecha observancia hacia el Papa Francisco. Pichetto no cede en sus críticas a la agenda pobrista, pero reconoció mucho del peronismo que no osa decir su nombre, que ejerce Larreta en la Ciudad, y que cimienta esas amistades peligrosas que teme Macri. Esta prevención expresa la necesidad no irritar al ala más antiperonista de la coalición, que es su fuerte en los distritos más poblados de la Argentina. En todos ellos clava su identificación Juntos por el Cambio con el nombre de Macri, que ganó en la categoría presidencial en 2015 en seis de los siete distritos más grandes, y en 2019 en cinco de ellos (salvo Buenos Aires y Tucumán).
Es el santo grial que deben preservar, para seguir teniendo una chance competitiva ante un peronismo unido que, por ahora, no muestra presunción de divisiones. Los movimientos de Larreta tienen la cautela de un dirigente que está obligado, como todos los de este tiempo en todo el mundo, a construir su proyecto bajo el fuego de una guerra sin cuartel, como es la del virus. Las sociedades son muy severas con los gobernantes en tiempos de guerra; le pasó a Winston Churchill, que perdió las elecciones en 1945 cuando le iba mejor en la guerra contra Hitler, a quien derrotó. Los ingleses lo mandaron a la casa, como ahora los americanos ejecutaron a Donald Trump en su mejor momento, y los italianos lo derrumbaron también a Giuseppe Conte, que renunció. Pedro Sánchez, premier español, salvó esta semana su gobierno merced a un pacto legislativo de su alianza -Socialismo más chavismo de Podemos- con la ultraderecha de Vox, para que no le volteasen el decreto de uso de los fondos europeos anti-Covid. Si perdía, podía caer su gobierno.
Hay otros peronismos en carrera
Empleando otras palabras, el peronismo que convive con dificultades con Roberto Lavagna le puso fecha a una cumbre para lanzar el acuerdo de dos partidos, el de la Tercera Posición de Graciela Camaño y el Federal de Juan Manuel Urtubey. Estos dos estuvieron el sábado reunidos y basan su proyecto sobre hacer crecer un peronismo lejano del cristinismo en ideas y que renueve elencos generacionales. También que se distancie de los movimientos que hace Lavagna para regular sus relaciones con el oficialismo.
Camaño tiene mandato hasta 2023, pero presentará candidatos en Buenos Aires. Espera arrastrar a otros distritos. Urtubey se concentra por ahora en un posgrado de negocios en la universidad Carlos III° de Madrid, como si estudiase para gobernar. No lo creyó necesario antes y ya fue tres veces gobernador de su provincia Salta. Por lo que hay que entender que se anota de nuevo como postulante a presidente. La cumbre será el 19 de febrero.
Foto principal: Miguel Pichetto con la ministro de Desarrollo HUmano de CABA, María Migliore en una recorrida por villas del distrito.
(De la columna “Planeta Scioli, Alberto Fernández símil Sergio Massa y los peronistas de Horacio Rodríguez Larreta”, Avant Premiere, en Clarín de hoy – https://clar.in/39zuR1q?fromRef=twitter)