El consignismo de las campañas impide ver en perspectiva esas realizaciones. Incluso se las critica, como hace el propio Macri cuando revisa la gestión de su gobierno con los gobernadores.
Maquiavelo enseña que “como las cosas de los hombres están siempre en movimiento y no pueden permanecer estables, es preciso subir o bajar, y la necesidad nos lleva a muchas cosas que no hubiéramos alcanzado por la razón.” (Discursos sobre la primera década de Tito Livio). La necesidad es la mejor consejera en política. Un gobierno no clerical, como es el macrismo, alcanzó acuerdos envidiables con la Iglesia para el actual gobierno.
Ya nadie se acuerda de Timerman
Más conmovedor que desopilante es el informe titulado “Cuestiones emergentes: principales desafíos” que leyó el lunes en Ginebra el funcionario Horacio Pietragalla.
Es una acusación contra la prensa, la justicia y la oposición de la Argentina, como si no gobernase su partido. El sueco que escuche eso se preguntará ¿quién gobierna la Argentina, de qué se quejan, de que no pueden gobernar ni remediar los problemas que tanto los atormentan?
Diván urgente para quien planifica estas estrategias, seguramente inspiradas en imitar al adversario. No es lo primero que le copia el gobierno a la oposición.
En el último año comenzó, como nunca, a hablar de inflación, de inseguridad, de pagar la deuda, de blanquear capitales, de ajustar las cuentas públicas, de recortar los subsidios
. Ya antes el peronismo le había arrebatado al no peronismo otras banderas, como estatizar la energía y las jubilaciones, la ley medios audiovisuales o la Asignación Universal por Hijo. Todos son inventos de la oposición al peronismo desde los años ’90, que el peronismo llevó a cabo sin que se le corriera el rimmel.
Ahora arriesga su suerte copiando el discurso de la victimización en manos de los otros, lo mismo que llevó a Macri a la derrota. Falta memoria poética en algunos, como la que enseña el refrán medieval: “Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos”.
Eso explica también los resultados electorales, más que las estrategias pardas. Pietragalla es un desmemoriado mayor del oficialismo. Descalificó críticas al gobierno de la ONG Human Rights Watch al decir “lamento que desde HRW carezcan de información suficiente y tengan miradas parciales sobre algunos asuntos, que no reflejen la situación real y que, por lo tanto, no ayuden a superar los problemas”. Si él tuviera la información suficiente, hubiera recordado que Héctor Timerman fue un activista de HRW y el cofundador de la rama americana de esa institución, American Watch.
(De la columna “El gobierno busca revancha ante críticas papales” – Entretelas de la política, en Clarín de hoy https://clar.in/3HhKV7y?fromRef=twitter)