En el round del Congreso de hoy los políticos de la alianza Cambiemos se impusieron a los CEOs que imaginan estas reformas de manta corta como la previsional. Eso hizo explicable que horas más tarde, los radicales de todas las tribus se entregasen, esta noche, a un suculento asado en la sede porteña del partido, la “Casa de las Luces” de la calle Tucumán para un ritual inentendible para los tecnócratas. Los dueños de casa, Enrique Nosiglia y Rafael Pascual, recibieron a la mayoría de los delegados al comité nacional de todo el país, más de un centenar, que deben elegir la nueva cúpula de la Unión Cívica Radical divididos entre radicales de Cambiemos y los anti Pro. Esa elección comienza este viernes a las 14 en la sede del partido de la calle Alsina.
El sector oficialista promueve a José Cano. El ala crítica, a Federico Storani. Gerardo Morales, ausente de la cita de esta noche, se niega a aceptar esa función, para la que tiene el apoyo de los dos sectores. Lo mismo reunía hasta hace un mes Mario Negri, pero prefirió seguir a cargo del interbloque de Cambiemos y delbloque UCR en Diputados.
Convivieron allí los mejores amigos de Olivos como José Corral, José Cano y Daniel Angelici, con Mario Negri, Federico Storani, Emiliano Yacobitti (presidente de la UCR Capital), Jorge Sappia (presidente de la Convención), Ángel Rozas, Luis Naidenhoff, Ricardo Alfonsín. A los radicales se los define como que hay cosas que ellos no hacen. Pero también porque hacen cosas que solo ellos hacen, como matarse con un asado antes de matarse en una interna.