El papa Francisco volvió a los titulares con su charla con los penalistas de todo el mundo (http://www.aidpcongress2019.com/). Ante ellos insistió en sus argumentos ya conocidos contra el anti punitivismo, la pena de muerte, el llamado “Lawfare” y las detenciones preventivas como condenas adelantadas. Este último punto está tratado en el flamante Código Procesal Penal y en el proyecto de Código penal que elaboró la Comisión Borinsky por pedido del gobierno de Macri.
Esta última iniciativa en realidad trabajó sobre otro proyecto elaborado y presentado en 2014 por otra comisión durante el gobierno de Cristina, que nunca tuvo tratamiento legislativo, de la que participaron, entre otros, Raúl Zaffaroni, Federico Pinedo, León Arslanián y Ricardo Gil Lavedra. Lo frenó una campaña a favor de penas más duras que encabezó el entonces opositor Sergio Massa.
Francisco en aquella oportunidad se enfrentó con el proyecto de Massa y maniobró para que aquella iniciativa prosperase. No bastó la ayuda que tuvo de Raúl Zaffaroni ni Roberto Carlés para convencer a Cristina de enviar el proyecto. La entonces presidente arrugó por presión de Massa y volvió a contrariarlo a Francisco, a quien Néstor había calificado como jefe de la oposición política a su gobierno.
En la semana que pasó la Comisión Bicameral de Monitoreo e Implementación del Código Procesal Penal Federal, que preside el salteño senador Rodolfo Urtubey, le dio un envión a los artículos del nuevo régimen procesal que limita las detenciones preventivas. El cambio de gobierno alimentó las presunciones de que podrían beneficiar a ex funcionarios del último gobierno peronista que esperan juicio por causas de corrupción entre rejas.
Las palabras de Francisco no son nuevas, pero refrescan esa trama, que he relatado en detalle en el capítulo 35 del libro “El papa peronista: Historia secreta de cómo Francisco opera en el día a día de la política argentina”, que se titula “Contra el gatillo fácil” (https://www.planetadelibros.com.ar/libro-el-papa-peronista/291929).
Lo que sintetiza Francisco en el párrafo principal del discurso a los penalistas del Congreso mundial, es el pensamiento que ha sostenido desde que era arzobispo de Buenos Aires, se peleaba con el peronismo del matrimonio Kirchner y se abrazaba a amistad del gobierno porteño de Mauricio Macri. Ese párrafo dice: “El reto actual para todo penalista es el de contener la irracionalidad punitiva, que se manifiesta, entre otras cosas, en reclusiones masivas, el hacinamiento y las torturas en las prisiones, la arbitrariedad y el abuso de las fuerzas de seguridad, la ampliación del ámbito de la penalidad, la criminalización de la protesta social, el abuso de la prisión preventiva y el repudio de las garantías penales y procesales más elementales”.
Este sábado, el arzobispo de La Plata, Víctor Fernández, destacó que esas palabras del Papa ante los penalistas de todo el mundo no son nuevas ni estás respondiendo al debate actual en el Congreso sobre esas detenciones. Es inevitable que se mencione esa coincidencia, justo cuando hay un malón de argentinos entrevistándose con el Papa en el Vaticano este fin de semana (daré detalles y explicaciones en la columna “Avante Première” de mañana en el diario Clarín).
“Tucho” Fernández, que es el obispo más cercano a Francisco, dice en su posteo en Facebook de hoy: “Me llama poderosamente la atención que se piense que cada cosa que dice el Papa Francisco está pensada para Argentina. Hoy es un líder mundial escuchado en todas partes, que incluso ha logrado enormes avances en la relación de China con el cristianismo, y en definitiva con occidente. Ahora se está acercando a Japón y Tailandia, con sus milenarias culturas no cristianas. Sin embargo, aquí piensan que se la pasa leyendo los diarios argentinos y pensando en nosotros en cada cosa que dice. Cuando te toca ocuparte de la puerta de entrada, no te vas a sentar al gallinero. Si él se reúne con juristas y opina sobre las prisiones preventivas –diciendo lo mismo que opinó toda su vida- ya dan por sentado que sólo lo hace para inmiscuirse en la justicia argentina. Basta que lo diga un periodista para que luego lo repitan los mismos católicos. Y las redes lo multiplican, logrando hoy lo que una década atrás no lograban los grandes medios. Con un poco de dinero es fácil instalar cualquier cosa, porque de auténtica cultura crítica hay poco en Argentina” (https://www.facebook.com/victormanuel.fernandez.378/posts/10220398067684455).
Más allá del aire conspirativo que ve el obispo en la prensa hacia el Papa – un lugar común del pensamiento católico, que cree que el mundo conspira contra la fe – tiene razón “Tucho” en que esa posición papal no es nueva. Debería agregar que suma aristas al clima de divisiones que hay en el nuevo gobierno sobre este tema, porque Massa es un adalid del punitivismo que rechaza Francisco.