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La Nación amenaza con ley para manotear regalías
Inquieta a todos, en especial a los gobernadores, que el Gobierno hable de que prepara una nueva ley de hidrocarburos para disparar nuevos mecanismos de promoción de la actividad. Durante el ciclo Kirchner lograron desbaratar esa iniciativa, porque saben que la Nación siempre está al acecho para manotear algo en el reparto de los recursos del subsuelo, que son propiedad de las provincias. Néstor Kirchner opinaba en 2003 que había sido un error la cesión a las provincias de esos recursos en la Constitución de 1994, porque le quitaba a la Nación la manera de auditar las riquezas. Antes, cuando era gobernador y convencional, había votado esa cláusula. Después intentó leyes resistidas por los gobernadores. Sólo pudo sacar la llamada “ley corta” de 2006, para imponer algún control del gobierno federal en el negocio. Cerró un largo debate en el cual la Nación perdió la partida. Cada vez que los gobernadores escuchan hablar de ley de hidrocarburos, llaman a la policía.
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Información auspiciada
El Banco Ciudad adhirió a los principios de empoderamiento de las mujeres (WEPs) que impulsan la Organización de las Naciones Unidas y el Pacto Global. A partir de esta firma, y continuando con los avances en materia de modernización y transformaciones de su cultura organizacional, el Banco Ciudad se incorpora a una extensa red de más de 2.000 empresas alrededor del mundo que se comprometen a adoptar políticas e invertir en la promoción de la igualdad de género en el entorno laboral, en las cadenas productivas y en las comunidades.
En el marco de estos principios, ONU Mujeres junto a la OIT (Organización Internacional del Trabajo), con financiación de la Unión Europea, han implementado el programa denominado GANAR-GANAR, cuyo objetivo es aumentar el empoderamiento económico y el liderazgo de las mujeres como base para un crecimiento sostenible, inclusivo y equitativo.
De esta manera, el Banco Ciudad contribuye y se compromete con el empoderamiento de las mujeres, reconociéndolas como beneficiarias y socias del crecimiento y el desarrollo, aumentando la participación del sector público y privado (empresas y organizaciones de empleadores) con la igualdad de género y el fortalecimiento de las capacidades de las empresas para implementar estos compromisos.
Los Principios para el empoderamiento de las mujeres (WEPs) ofrecen orientación a las empresas sobre cómo promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en el lugar de trabajo, el mercado y la comunidad. Se basan en las normas internacionales del trabajo y derechos humanos y en el reconocimiento de que las empresas tienen un interés y una responsabilidad en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres:
· Principio 1: Establecer un liderazgo corporativo de alto nivel para la igualdad de género.
· Principio 2: Tratar a todas las mujeres y hombres de forma justa en el trabajo, respetando los derechos humanos y sin discriminación.
· Principio 3: Asegurar la salud y bienestar de todas las mujeres y hombres en el trabajo.
· Principio 4: Promover la educación y el entrenamiento en igualdad de género y el desarrollo profesional de las mujeres.
· Principio 5: Implementar prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y marketing inclusivas.
· Principio 6: Promover la igualdad de género a través de iniciativas y apoyo comunitario.
· Principio 7: Medir e informar públicamente sobre el progreso para lograr la igualdad de género.
POLÍTICAS DE GÉNERO EN EL BANCO CIUDAD
En este mismo sentido, en mayo de este año, el directorio de la entidad definió la creación de un Comité de Políticas de Géneros, con objetivos que incluyen la consideración, análisis y toma de decisiones vinculadas a la promoción de la paridad e igualdad de oportunidades entre los géneros, el respeto por la orientación sexual, la identidad y la expresión de género, de manera transversal en todos los ámbitos de la organización. A su vez, el Banco Ciudad fue reconocido este año, por segunda vez consecutiva, por la firma Great Place to Work como una de las organizaciones a nivel nacional que realizan mayores esfuerzos para fomentar la equidad de género, la inclusión, el trato igualitario y el bienestar de sus colaboradoras. El Ciudad es la primera empresa pública, dentro de un ranking de organizaciones con más de 1.000 empleados, considerada entre sólo 8 empresas que cuentan con estándares que las definen como los mejores lugares para trabajar en la Argentina para las mujeres, debido a sus programas y labor permanente por la excelencia de los ámbitos laborales para todos sus colaboradores.
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El botón rojo del Dr. Strangelove
La fruición con la cual Alberto dijo “el botón rojo siempre está a mano” expresa la dicha de los gobiernos por haber recuperado algún tipo de control sobre una sociedad levantisca, hastiada de cualquier forma de gobierno. Cuando se habla de populismo -esa palabra de goma, encubridora, estigmatizante, pero necesaria según Rosanvallon- estamos hablando de demagogia. Es lo que despliegan los gobiernos para contener la indignación que ya es planetaria, con espejitos de colores y empujando hacia adelante la solución de los problemas. Difícil que tengan otro recurso, por eso festejan cuando tienen una palanca cerca de la mano.
La crisis de los sistemas representativos es mundial. Hubo un testimonio pre-virus en las rebeliones del Guasón, que arrastraron en 2019 a casi todos los gobiernos de la región, y hacen tambalear a los del resto del mundo. El esfuerzo de los llamados populismos es para contener la rebelión imparable de los indignados de todos los colores. La peste empeoró todo, porque desnudó la intemperie que hiere, no ya a las clases bajas sino a la burguesía de las grandes ciudades, y perfora los proyectos de los más ricos. Los indignados de antes -España por el estallido de la burbuja inmobiliaria desde 2008, los de Wall Street de 2009- eran una crema del desamparo. Hoy ese desamparo parece alcanzar a todos. La peste unifica la pelea anterior entre la gente de Somewhere (alguna parte) contra la gente de Anywhere (de cualquier parte), entre quienes creían poder sobrevivir sólo en su tierra y su cultura, y quienes se creían con capacidades, habilidades y recursos para adaptarse a cualquier lugar (David Goodhart en su libro The Road to Somewhere: The Populist Revolt and the Future of Politics, Londres, C Hurst & Co, 2017).
Esa crisis la adelantó la Argentina cimarrona, precursora de todas las tendencias mundiales, con aquella consigna de 200: Piquete y cacerola/ La lucha es una sola. Los indignados de toda la escala se han apoderado, gracias a las revelaciones del Guasón, del botón rojo del cual presume Alberto. Ojo, el botón rojo está en otro lado. Por eso indigna al Gobierno la resistencia de la oposición a seguir recluida en el corralito del debate remoto, para los proyectos más importantes del Congreso. Les quita el control del botón. Uno de los últimos recursos que les quedan a los gobiernos que apelan a cualquier forma de control, aunque, como recuerda Rosanvallon, el populismo hunda sus raíces en las tradiciones más pestilentes de la extrema derecha. Este peronismo que gobierna se ufana de populismo, amparado por la indiferencia de esa fuerza a que le recuerden su formato autoritario. Más bien busca reivindicarlo con menciones al botón rojo, un símbolo de peligrosa arbitrariedad, doctor Strangelove.
(De la columna “Dudas de Sergio Massa con la reforma judicial y promesas oficiales para una suba del gas” de hoy en Avant Premiere – de Clarín de hoy https://clar.in/313XTSK?fromRef=twitter)