Paul Krugman explicó hace años -en su libro “Vendiendo prosperidad” (Peddling Prosperity: Economic Sense and Nonsense in an Age of Diminished Expectations, 1994)- cómo Ronald Reagan tuvo la idea de sumar a los economistas al debate político cuando era candidato presidencial en los años ’70. Los sacó de la academia y los llevó a los debates de campaña en los medios, para instalar algo que hoy es común en la agenda política, que la economía conduce a la política y puede traer la solución a los problemas de la sociedad.
Fue una novedad que explica la recurrencia de los economistas en la política, algo difícil de justificar en la Argentina, país del recurso abundante administrado por expertos en el recurso escaso -o sea los economistas- y en donde la restricción económica nunca arrincona a la política. Cuando esa restricción amenaza realmente, la política da un golpe -blanco o negro-, cambia la moneda, devalúa, desagia, hace caer a un gobierno, instaura quien sacó menos votos –Duhalde, Kirchner- imprime cuasimonedas, y cuando se iban a ir todos, vuelven, ellos y su familia, hasta con el perro. Bonifacio del Carril ha contado en algún volumen de memorias de su juventud nacionalista en los ’40: nosotros nunca hablábamos de economía, hablábamos sólo de política.
Conservadores con la música a otra parte
En este turno electoral hay reflujo de los economistas. El más notable es López Murphy, pero en Córdoba se está anotando Roque Fernández como candidato a senador nacional por una alianza del Partido Demócrata y la UCeDé. José Luis Espert teje su candidatura en Buenos Aires, con una liga que forman los partidos Demócrata, Autonomista, Popular y otros. También Javier Milei arma una candidatura con sellos en formación como Libertarios, Ciudadanos, Anticorrupción y sectores conservadores desencantados por la cercanía de López Murphy hacia JxC.
Estos movimientos son la respuesta a desaires del PRO hacia sectores conservadores. En la CABA el partido Demócrata está formalmente en JxC, pero no figuraron en el lanzamiento de Palermo del sábado. Ni con barbijo. Algunos estaban cerca de Bullrich o de López Murphy, pero han preferido acercase a Milei, un liberista de la economía. La misma distancia social aparece en Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, Chaco y quizá San Luis, en donde arman listas sin JxC.
Esto suma facturas sobre Eduardo Macchiavelli, secretario de PRO y encargado de asuntos territoriales, que ya tuvo chispazos también con los radicales en Santiago del Estero. Ayatolás todos de la ortodoxia económica, se enardecen con los dichos de Cristina y Maxi Kirchner de que no van a pagar la deuda. Una perogrullada: el peronismo tiene al país en default desde hace 20 años -salvo dos años de Macri, que arregló con un sector de los bonistas privados-, pagando sólo el mínimo para que no les corten la tarjeta de crédito. }
No les impidió la gobernabilidad, porque el país se financia con la economía en negro -USD 500.000 millones en el colchón-, los impuestos inflacionados, la recaudación del Anses y el apoyo de los multilaterales que nunca han dejado de aportar, ni con Macri -FMI- ni con el peronismo -Banco Mundial, CAF, BID-. No es la economía, estúpido.
(De la columna “Córdoba prueba a Horacio Rodríguez Larreta, el no de un Midachi y cuestión de género en las listas” – https://clar.in/3hzKVEc?fromRef=twitter, en Avant Premiere, de Clarín de hoy)