Macri y Cristina iban a ser candidatos si eran carta segura de triunfo para sus coaliciones. Los alejaron de esa chance las señales de rechazo. Cristina carga con la mochila del fracaso de la gestión del poder Ejecutivo que integra. Leyó el aviso que fue la derrota en las legislativas de 2021.
Si fuera candidata debería serlo de un peronismo que está unido apenas en lo formal, pero que ella ha condenado por el fracaso en el manejo de la economía, y cuyos errores no tienen remedio.
Su propio gobierno rechaza los reclamos contra los acuerdos con el FMI que, cree Olivos, pueden salvarlo del naufragio. La caída de adhesiones entre 2019 y 2021 pueden ser más profundas en 2023 y el peronismo nacional, que administra la mayoría de las provincias, ha buscado separar las fechas electorales intentando evitar el riesgo del arrastre hacia un fracaso.
Macri manda en el PRO, que no es todo Cambiemos. Y bajó la nominación después de que Larreta y Bullrich – como testimonios de una insurgencia interna – alzasen la voz para avisarle que irían a una PASO presidencial contra él. Dentro de su coalición tiene la contradicción con todas las tribus del radicalismo y de la Coalición de Carrió. Un empedrado duro de cabalgar.
(De la columna “Macri, víctima del Círculo Rojo” – Entretelas de la política, en Clarín de hoy – https://clar.in/3UlgMdB?fromRef=twittere)
AQ