SOLÁ PUSO A PRUEBA EL PODER DE PERSUASIÓN DE FLORENCIO, JULIÁN Y ALBERTO. MASSA TIENE A LAVAGNA PARA DESCONTAR. EL GRUPO PICHETTO PIENSA EN 2019 Y LE TOMA EXAMEN A BUENOS AIRES EN OCTUBRE PARA RECREAR LIGA DE GOBERNADORES. UNA MULTIPARTIDARIA GENERACIONAL VIAJA A VER CUÁN VIVA ESTÁ LA VACA MUERTA.
El randazzo-dominguismo prepara el retablo para la presentación de la última adquisición: Felipe Solá como candidato a diputado nacional para las elecciones de octubre. Juran que ya dio el sí después de un largo meloneo del ex gobernador, hasta ahora comprometido con el Frente Renovador de Sergio Massa. Esperan el momento para hacer una presentación de alto marketing. Por eso guardan silencio. Ese estiramiento de los tiempos puede resentir el acuerdo, según la respuesta del público a las filtraciones deliberadas del pacto. La negociación del pase la hicieron Florencio Randazzo y Julián Domínguez. Actuó también Alberto Fernández. Julián es el que da más, porque resigna el primer puesto en la lista. Randazzo sorprendió a algunos de sus visitantes de la semana al admitir que está dispuesto a ir a la PASO del PJ, aunque se mantenga la sigla Frente para la Victoria. Domínguez insiste en que la agrupación hará lista completa en los 135 municipios de la provincia. Quiere decir que no autorizarán ninguna adhesión de otras agrupaciones. Es una señal a los intendentes del conurbano en el sentido de que no les dejarán usar la boleta adherida. Falta saber la potencia de esa señal, porque ninguno de esos intendentes ha manifestado aún pulsiones randacistas. Randazzo cree que el sistema electoral, que formaliza los avales de cada lista de manera automática, protege su proyecto. Con ese sistema cree que lo cuida la Cámara Nacional Electoral mejor que cualquier apoderado. Esta agrupación es toda una aventura. Randazzo nunca ha sido legislador y no ha hecho antes campañas.
El massismo pierde con la salida de Solá a uno de sus activos políticos más fuertes. Felipe siempre mide bien en las encuestas, pudo ser candidato en la Capital, pero no quiso competir con su amigo Martín Lousteau, otro invento político de él, como el propio Randazzo. Es mejor fusionarse en listas de Randazzo que perder con su ex ministro. Con esta baja quedan como expectantes el propio Sergio Massa, Héctor Daer y José Ignacio de Mendiguren, que terminan este año su mandato. Especulan, para descontar, en que pueda convencer a Roberto Lavagna de ser candidato a algo, como senador y que encabece la lista junto a Margarita Stolbizer. Es un ticket competitivo para una fuerza que tiene problemas de liderazgo en la medida en que pierde peso electoral porque su tropa se dispersa hacia otras bandas del peronismo. Graciela Camaño, la estratega del grupo, se ríe de la conducción personalista de Massa: “- Eso háblenlo con Malena, pero avísenle que todavía no es diputada”, suele bromear en reuniones de comisión. También se ríe de facecias como la de Roberto Lavagna, a quien llama “El pálido”, que expuso en Junín hace algunas semanas ante militantes, auxiliado por un power point… en inglés.
El peronismo no cristinista observa estas evoluciones desde afuera. El Bloque 2019 – esperan esa fecha para jugar el pellejo – hace músculo lejos de este sector y también del massismo, aunque cree que al final del camino se juntarán todos a pelearle poder a Cambiemos en 2019. El grupo tiene un padrino que se mueve discretamente para proteger su posición actual de ataques internistas. Es Miguel Pichetto, que apadrina a varias tribus convergentes. Una es la mini liga de gobernadores en la que figuran Juan Manuel Urtubey, Domingo Peppo, Carlos Verna, Sergio Casas y Rosana Bertone. Son la punta de lanza de un movimiento que espera a avanzar sobre el PJ después de las elecciones de octubre. Si el peronismo pierde en Buenos Aires le sacarán el control del peronismo nacional y plantearán una estrategia de conducción desde el interior. Sería después de casi dos décadas de hegemonía bonaerense bajo Eduardo Duhalde y los Kirchner. Si el peronismo gana en Buenos Aires hará un armisticio interno para 2019. En ese grupo actúa también el grupo de diputados del Bloque Justicialista que articula Diego Bossio, que el 19 de mayo hará una aparición en Salta junto a Urtubey. También gravitan en esa tribu varios sindicalistas como Omar Viviani y Ricardo Pignanelli. El grupo buscará que algunos de sus referentes renueven en las bancas que tienen, pero piensa en el mediano plazo.
La vida legislativa entra el freezer preelectoral. Diputados recién sesionará a fin de mes para escuchar el informe de Marcos Peña. Los legisladores están en armados internos para asegurarse el futuro. Otros se entregan a convivencias multipartidarias que pueden redundar en proyectos de consenso. Mañana lunes parten hacia Neuquén los macristas Nicolás Massot y Luciano Laspina, el renovador Marco Lavagna y el disidente Bossio. Van invitados por YPF para dos días por los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta. A YPF le interesan estas movidas porque necesita algunas leyes que le mejoren el negocio, o que se lo protejan. Por ejemplo, defender a las petroleras del proyecto que propone quitarles las estaciones de servicio, con el argumento de que actúan como oligopolios. También quiere avanzar en la reducción del costo laboral, ahora en los servicios de la marina mercante, en cuya paritaria subsisten normas que encarecen el negocio.