La jueza María Servini le sacó al peronismo cristinista la conducción del PJ nacional y se lo entregó al peronismo de la línea Duhalde-De la Sota-Massa. Es decir, al peronismo de los gobernadores y los bloques Pichetto-Massa-Bossio del Congreso. En un avance de ese sector, algo que preocupa al gobierno porque quiebra la polarización macrismo-cristinismo. Crea una tercera fuerza que debilita la chance de un triunfo de Macri en primera vuelta para una eventual reelección el año que viene. Ahora tienen el PJ nacional. No es poco.
Eso es lo que representa en ese partido la figura de Luis Barrionuevo, que conduce un sector de la CGT crítico de gobierno, aunque no tanto como el de Hugo Moyano. Barrionuevo es el contradictor más consecuente del matrimonio Kirchner y logró, mediante una medida cautelar, que la jueza Servini lo designe interventor para normalizar el partido.
El principal reproche político a José Luis Gioja es que apoyase en 2017 a Cristina de Kirchner como candidata de otro partido que confrontó con el PJ de la provincia de Buenos Aires. En el último año el PJ nacional perdió a su principal gerente, Jorge Landau, hoy asesor letrado de la bancada peronista del Consejo de la Magistratura. Esa función le hizo resignar el puesto de apoderado del PJ nacional y de Buenos Aires. Con Landau de apoderado esta intervención no hubiera ocurrido.
Barrionuevo milita en un peronismo anticristinista y su designación refuerza el movimiento que se referencia en loos gobernadores y en los bloques del Congreso que unen al justicialismo de Diego Bossio y al massismo en Diputados, y en el grupo Pichetto del Senado. Graciela Camaño estuvo en Gualeguaychú este fin de semana en la reunión de ese sector. Barrionuevo tiene juego aparte al de su esposa, pero representa mejor a ese peronismo que otras figuras.
El fallo Servini se hizo ante una presentación de Barrionuevo. Antes había ignorado varios pedidos de Duhalde través de los abogados Oscar Diani y Omar Saúl Gadea, en nombre de la agrupación Justicia y Dignidad. Ese sector ya hizo un congreso paralelo del PJ en Avellaneda en 2015. Ese sector integró una mesa de la que forma(ban) parte, entre otros, Duhalde, Adolfo Rodríguez Saá, Juan Carlos Romero, Carlos Acuña, Ramón Puerta, Aldo Pignanelli, Jorge Matzkin, Miguel Ángel Toma y Eduardo Arnold.
La medida es una señal política de la justicia, o al menos de la jueza Servini. Ya intervino antes el PJ nacional, pero siempre en beneficio objetivo del gobierno de turno, algo que ocurrió durante las presidencias de Menem y de Kirchner. No está claro que esta intervención lo beneficie al gobierno Macri. Muchos de los opinantes del oficialismo creen que su suerte depende de la salud del cristinismo, que esí es víctima de esta medida. Es un final abierto.
Aquí el texto del fallo de Servini: