Comparto el diálogo con Dominique Metzger por radio Continental sobre la muerte de Fernando de la Rúa.
Bonus track. El 6 de mayo de 2000 Fernando de la Rúa viajó a Entre Ríos con el escrito Ruchar Bach, autor del libro Juan Salvador Gaviota. Rindieron un homenaje a Antoine de Saint-Exupery, el autor de El Principito en las ruinas del castillo de San Carlos, una residencia que frecuentó cuando vivía en la Argentina. En ese viaje los acompañaron, entre otros, Antonio Berhongaray – entonces secretario de Agricultura – Hernán Lombardi, ministro de Cultura y Turismo, y la editora Trini Vergara. Aquí un relato de aquel viaje:
“Fernando de la Rúa dedicó el sábado a la poesía del aire;
llevó a Concordia al autor norteamericano Richard Bach, autor
de “Juan Salvador Gaviota”, a rendir un homenaje al ídolo de
ambos, Antoine de Saint Éxupery en las ruinas del castillo de
San Carlos, adonde el autor de “El principito” tuvo alguna vez
una novia fugaz cuando vivía en la Argentina antes de 1930. El
francés fue el fundador, con ayuda de los gobiernos radicales,
del correo aéreo o Aeroposta Argentina, que luego fue MAPA, ya
estatal, y finalmente Aerolíneas Argentinas.Imbuido de ese espíritu, el agrícola Antonio Berhongaray
despertó una vena desconocida: sobre el avión empezó a recitar
de memoria (interminable) poesía clásica española. Arrancó,
ante un De la Rúa boquiabierto, con el monólogo de Segismundo
de “La vida es sueño” (el que remata “Que toda la vida es
sueño/ y los sueños sueños son”). Siguió con piezas selectas
de Fray Luis de León y remató con un clásico: “La canción del
pirata” de Espronceda que sonó, a 4000 metros de altura en el
Tango 03 y en boca de Berhongaray, como una performance
surrealista.Al subir De la Rúa le recordó a Berhongaray: “¿Te acordás de
cómo lo pasamos en este avión cuando fuimos a Salta?”.
Berhongaray: “Huy, no me digás que es el mismo avión…”De la Rúa aprovechó el viaje espiritual de Bach para juntar a
dos enemigos irreconciliable: el gobernador radical Sergio
Montiel con el intendente peronista de Concordia Hernán Orduna
que no se hablan. En el rédito del viaje, que buscó aprovechar
la fama de Bach para promover el turismo a la Argentina anotó
haber unidos a estos dos enemigos irreconciliables. Que lo
acompañase Bach también le sirvió para aplacar la ansiedad de
la gente: Concordia es una de las ciudades con más desocupación
del país y siempre esperan estas visitas con la mano extendida.
Pero como era un homenaje a Saint Éxupery (endiosado
localmente) todos aguantaron hasta que De la Rúa arrancase el
agradecimiento por recibir la llave de la ciudad en inglés.
Nadie entendió nada hasta que apareció una traductora oficiosa
pero igual el público lo aplaudió.En el viaje de regreso De la Rúa entró en confesiones con
Bach:
Bach: ¿Cómo se hizo político?
De la Rúa: Pero yo no soy un político… Soy un profesor
universitario. Me ha ido bien en la vida y siempre me han
convocado y me han demandado… Y aquí me ve, de presidente.
A esa hora (era sábado por la tarde) De la Rúa aún tenía dudas
sobre si Ibarra ganaba o no en primera vuelta.De la Rúa, empapado del espíritu del Principito lagrimeó en
varias ocasiones, rodeado de niños que le entregaban dibujos
donde se mezclaban la gaviota de Bach con el principito de Saint
Éxupery. Pero cuando llegó la hora de hablar con periodistas
quebró el tono y hasta usó alguna palabrota. Fue cuando
denunció que durante las dos anteriores administraciones del
Banco Nación “se han afanado $ 800 millones del Banco Nación
20 grupos empresarios que no han devuelto ese dinero”.
(AF, 6 demayo de 2000)”