Aunque buscó mortificar por estas diferencias a una oposición que ha blindado el rechazo a los 2/3 de los votos para proyectos estructurales, la pelea de fondo de ella la libra con los propios. Una muestra es la cadena de decretos que se suceden todas las semanas modificando el sistema de las sesiones. Es un intento de responder a las críticas, algo plausible en un poder de representación popular. Pero revela la falta de una estrategia sólida y, menos aún, de una táctica que la muestre con ideas claras. Su máscara de seguridad histriónica que muestra en público se contradice con esta Cristina que busca halagar con sucesivos cambios. La consecuencia es la debilidad de todo el sistema. Todas las semanas la sociedad se desayuna con un nuevo reglamento de funcionamiento del Congreso. ¿Cómo esa sociedad no va a prevenirse de esa fragilidad institucional saliendo del mercado y postergando actividades como la inversión, el gasto o suspendiendo la confianza en la moneda? Este retroceso sigue a la resistencia de la oposición a admitir la virtualidad total, algo que ya ha quebrado con reclamos en la cámara y recursos judiciales que pueden complicar la legitimidad de las leyes que se formen en sesiones observadas. El decreto prueba la necesidad del oficialismo de normalizar la vida legislativa para encauzar la sanción de leyes importantes, como el presupuesto. Los efectos de una guerra permanente con la oposición en el Congreso debilitan al oficialismo y refuerzan a la oposición. Para Cristina es central esa normalización porque su principal disputa no es con la oposición sino con sus socios en el vértice del poder que integra con Alberto Fernández y Sergio Massa. Si muestra tribulaciones en el trámite de leyes deja de cumplir con la tarea que le han confiado. Eso le hace perder casillas en el control de la administración y les da ventaja a los otros dos.
(De la columna “La Corte en cuartos separados: Formatos. Los jueces de la Corte dedicarán el largo fin de semana para preparar su decisión final sobre el traslado de los jueces que quiere el peronismo. Luego, habrá que buscar coincidencias. En Tribunales, los Supremos juegan al 3-1-1. Buscan una solución doctrinaria al traslado de jueces.”, en Entretelas de la política de hoy en Clarín Economía – https://clar.in/3iP5bz2?fromRef=twitter)