El derrumbe de la casa celeste fue imparable. Adolfo Rodríguez Saá dio una señal de que se bajaba, al no aparecer en la lista de oradores. Una gestión ante Liliana Negre de Alonso mantuvo unos minutos las ilusiones, pero el senador nunca apareció. Los riojanos tampoco. Menem, internado e incapaz de conectarse; la comprovinciana María Clara Vega sesionaba desde Aminga y se disculpó explicando que no se podía comunicar. El celeste Alperovich sigue licenciado, Guillermo Snopek se abstuvo – compite por la gobernación de Jujuy y eso le resta libertad de acción; Larreta no desactivó a Lousteau y a Tagliaferri, y el “Oso” Leavy cambió de color. Si le suman a Weretilneck y a Lucila Crexell, ya estaban en los 39 para un empate que no ocurrió, porque el sector no tuvo liderazgo político para enfrentar la consigna que le regaló una fiesta al gobierno. Algún letradillo recordó la lección de la copla sobre la fatalidad, que dice: “Vinieron los sarracenos, /y nos molieron a palos;/Que Dios ayuda a los malos, /Cuando son más que los buenos”. Parrilli explicó, en una frase de diván, la naturaleza del debate: “nadie se va a ganar el cielo ni el infierno por votar de una u otra manera; ni aquí los que votemos de una u otra forma somos más o menos católicos, más o menos cristianos, o somos más buenos o menos buenos, o queremos más la vida o menos la vida”. ¿Qué dirá Cristina de él esta vez, ella que alardea de nunca dejar las convicciones en el zaguán?
Una aclaración
La senadora Silvia Giaccopo aclaró que ejerce la repreentación de su partido, la Unión Cívica Radical, en el Consejo de la Magistratura. Este columnista consignó, por error, que ese partido no tenía una silla en ese organismo. Lo que perdió ese partido es la representación por el bloque de Diputados nacionales al salir Mario Negri.
(De la columna “El gobierno desafía a un verano caliente”, Entretelas de la políticas en Clarín del 3 de enero, 2021 – https://clar.in/3852JlW?fromRef=twitter)