Antes, a solas con Negri
El poliamor, que inficiona las relaciones personales y políticas de todas las tribus, obliga a moverse con la cautela de los puercoespines. Macri se mostró en El Potrerillo de Larreta, el coqueto resort en donde descansó una semana, con una veintena de dirigentes del Pro local. Les dio de comer y les indicó que Córdoba es un distrito identificado con él como pocos otros del país. Señaló a Gustavo Santos (ex ministro de Angeloz, de Schiaretti y suyo) como el predilecto para ser candidato a senador de ese partido, pero les indicó que vayan todos, incluyendo los aliados radicales, a unas PASO. Se cuidó de abrirle el juego a los mejores candidatos de la coalición opositora, como Mario Negri. En secreto, habían estado juntos antes de ese viaje, en una larga reunión a solas en la casa del expresidente en Vicente López. Esconden qué pudieron convenir, pero Macri se mantuvo lejos de los radicales de Córdoba, y no apareció ningún gesto hacia ellos en la semana que pasó allí. Negri es una curiosidad regional: es el mejor candidato en las encuestas, y quizás sea el radical más importante del país, pero en su provincia ha sido siempre minoría en la UCR. Conduce el interbloque de Juntos por el Cambio en Diputados, que lo convierte en el jefe de la oposición en el Congreso, hoy el territorio de toda la política. ¿Cambiaría ese puesto por una senaduría en una cámara en la que JxC es minoría apabullante? Le tienen que explicar la ideología o el negocio, porque no aparece clara ninguna de las dos cosas.
Fantasias serranas; una gobernación para 2023
En Córdoba pasan cosas raras, según una observación que se le atribuye a Juan Perón. La excepcionalidad cordobesa le hace pensar a Macri que fue presidente gracias al voto de esa provincia. Cuando discurre sobre los escenarios imaginarios que tiene todo político – y más quien fue presidente y se deja arrastrar por la fantasía de volver a serlo – avanza hasta las fronteras de la percepción. Les dijo a los contertulios de la noche del miércoles que él quiere que el candidato de Córdoba sea de él. Por ejemplo, Santos. ¿Para qué? ¿Por amor a la provincia o por amor a sí mismo? Los más imaginativos lo ven actuando como un jefe de campaña del Pro en esa provincia. Los aún más audaces aventuran: es la posibilidad de ser el candidato a gobernador de esa provincia en 2023. Como dice uno de sus estrategos: o es el “kingmaker” de Córdoba o su candidato a gobernador. La estrategia en el cuadro grande es clara: lo han convencido de que al peronismo se le gana conquistándole los territorios. Empecemos por Córdoba. Algunos lo imaginan como candidato a jefe de gobierno de la CABA ese año. Si ganase Córdoba, fantasean, contribuiría tanto o más al triunfo de un presidenciable como Horacio Rodríguez Larreta. ¿Y el domicilio? Una señal sería que lo fijase este año en esa provincia, con lo cual quedaría habilitado en 2023. Pero es una minucia: la exigencia del domicilio, ha dicho la justicia de Buenos Aires, es una antigualla indicativa. Pertenece a un mundo en blanco y negro y sin internet. Hoy un candidato puede conocer bien un distrito sin vivir en él. Es el argumento por el cual Máximo Kirchner ha sido habilitado, sin domicilio ni afiliación, para ser presidente del PJ de Buenos Aires.
(De la columna “Las primarias, todavía con barbijos” – https://clar.in/3nAVwQW?fromRef=twitter, Entrewtela de la política, en Clarín de hoy)