En la reunión de la mesa se logró el regreso de Elisa Carrió a la campaña. Había avisado que se retiraba de las actividades proselitistas si no le explicaban los movimientos en los socios hacia algún acuerdo en favor de Ricardo Lorenzetti para presidir la Corte, y hacia un acercamiento después de las elecciones.

Elisa Carrió con María Eugenia Vidal
El blanco de la bronca de Lilita eran Cristian Ritondo y Horacio Rodríguez Larreta. El jefe del bloque del PRO retiró la firma del proyecto cortesano que impulsaba Emiliano Yacobitti. Larreta llevó el entuerto a la mesa de Cambiemos: argumentó que había aparecido en los diarios del fin de semana pasada y que había que desmentirlo. Lilita se había quejado de que intentaban “el abrazo del oso” y un “nuevo 2009”, para referirse al intento de pacto político aquel año entre Cristina-Randazzo-Massa y la oposición. Hay que negarlo, avanzó Horacio. Macri, fogonero como Lilita del anti-acuerdismo, le dijo a María Eugenia Vidal: si hacen eso es porque te quieren perjudicar a vos. Ella agregó que esas noticias las instigaba el gobierno para confundir. “Hay que negar todo -dijo Macri- y si el gobierno cambia el rumbo, la sede es el Congreso”.
Leído en clave opositora: para cualquier conversación, que el gobierno retire todos los proyectos tóxicos, como reforma judicial, procurador, etc. Con eso bastó para que Carrió reapareciese el jueves en la Recoleta para acompañarla a Vidal en un manso paseo de campaña.
(De la columna “La perversidad intrínseca de las PASO”, Entretelas de la política, en Clarín de hoy – https://clar.in/3jJdTCG?fromRef=twitter)