En ese encuentro le sacaron punta a la crisis de convivencia que disparó Elisa Carrió con el raid contra el pan peronismo de Cambiemos y Sergio Massa. A esa altura de la semana las respuestas ácidas hacia Lilita se habían acallado. Macri pudo estar molesto por algunas referencias personales que hizo Carrió hacia algunos dirigentes del PRO. También por la acusación de Gerardo Morales de que él le daba letra a Lilita contra él. Pero debió admitir que coincidía en la defensa del pan republicanismo y el rechazo al pan peronismo, que puede ilusionar a los amigos de Massa en la oposición.
Mauricio mandó a amortiguar las respuestas porque sabe que Lilita guarda una minuta de las coincidencias a las que llegaron en su último encuentro. Figuran en una especie de decálogo que resume la charla que tuvieron casi a solas en la noche del domingo 3 de julio, horas después de conocerse la renuncia de Martín Guzmán. Ese decálogo hace constar coincidencias de este tipo:
1) Defender el pan republicanismo contra el panperonismo.
2) Volver a los valores éticos y culturales que están en el fundamento de la alianza Cambiemos; lo que Lilita llama el “Contrato moral”.
3) Admitir algo así como “entre 2015 y 2019 cada uno de nosotros hizo las cosas lo mejor que pudo, pero dejémoslo ahí, no hablemos más del pasado”.
4) Hay que sostener la actividad política, pero no hay que hacer campaña electoral porque el público nos va castigar por exhibir ambiciones a cargos en medio de esta crisis.
5) El jefe del PRO (Macri) debe poner en orden a su tropa; Carrió, como jefa de la Coalición, debe hacer lo mismo con los suyos.
6) Cualquier programa de gobierno que hagamos tiene que contener una profunda reforma fiscal -y siguen los acuerdos- que son más que los recuerdos de este cronista.
Macri le pidió al único testigo de esa conversación que redactase el pliego de coincidencias y que se lo enviase a Carrió. No por whatsapp, porque los whatsapps llaman a la viralización y los leen todos. Fue en sobre cerrado para los dos, y así lo guardan Mauricio y Lilita. ¿Quién fue el notario de ese decálogo? No saldrá de este teclado, pero lo saben quiénes tienen que saberlo.
Lilita cerró el debate este domingo con un tuit con ironía y besos que será la única respuesta: “La imbecilidad según la Real Academia es la absoluta falta de entendimiento. Lo que causa escándalo no es el mensajero ni su tono, es su estilo ‘poco patriarcal’. Lo que causa escándalo es la verdad. Besos”.
Pichetto y Lousteau, en operaciones sobre Córdoba
La horizontalización de los liderazgos brinda estas tramas que enriquecen las rutinas a veces somníferas de la política. El viernes coincidieron en Córdoba dirigentes de la oposición sin tocarse, verse ni mirarse. Martín Lousteau llegó en un privadísimo avión junto a Emiliano Yacobitti para entrevistarse con Juan Schiaretti.
Fue para la foto y para cantar la superación de la grieta, otra ficción cortazariana de la política criolla –la grieta es algo tan viejo que motivó que Cortázar se fuera del país en 1951 porque veía la casa tomada por el peronismo-. También por la misma grieta escribieron Borges y Bioy “La fiesta del monstruo” (1947-1955), un epítome, diríamos hoy, del gorilismo criollo.
Ese mismo viernes, en General Dehesa, Miguel Pichetto y Ramón Puerta -líderes del Peronismo Republicano- visitaron la aceitera de la familia del ex senador Roberto Urquía. Lousteau viajó a esa provincia pocas horas después de cenar con los diputados de Evolución y Mauricio Macri. Pero uno de los asistentes, Rodrigo de Loredo, se extrañó de la presencia de Lousteau junto a Schiaretti, que contradice las expectativas de la oposición en Córdoba -de que Luis Juez sea el sucesor en la gobernación.
Lousteau le avisó a Juez, en la sesión del Senado del miércoles, que viajaba a Córdoba a verlo a Schiaretti. Juez se sorprendió por la respuesta: debía ir por un compromiso inevitable. Quienes reparan en minucias, imaginan que esa foto de Lousteau con Schiaretti es una producción de algún asesor que comparten. “¿Qué vas a hacer? -lo consuela Cátulo Castillo- el hombre que ayudaste/Te hizo mal, dale que va” (Desencuentro, tango).
Orgánicos vs. cuentapropistas
Macri dio detalles de esa cena, que ocurrió el martes en un restorán, pero no dio señales de que le hubieran avisado del viaje de Lousteau. “Se cortó solo”, dijo Gerardo Morales, presidente de la UCR, que ese mismo día se cruzaba en Santa Fe, también sin verse ni saludarse, con Macri. Lousteau es el vicepresidente de la UCR. Este ademán de cuentapropismo le costó el enojo de De Loredo, que se mostrará este martes junto a Mario Negri y Juez en una rueda de prensa de autoridades partidarias y legislativas de Cambiemos dedicada a criticar a la administración de salud de Córdoba.
En esa provincia ha estallado un escándalo sobre muerte de bebés que puede escalar con consecuencias políticas. Estos desencuentros nacen de la horizontalización de los liderazgos también dentro del radicalismo, situación que habilitara ironía de quienes dicen que la UCR es como la Antártida, patrimonio mundial de la humanidad, es de todos y de ninguno. En la repregunta, los radicales explican que, en un escenario de ballotage, no le sirve a Cambiemos estar peleado con Schiaretti. Así justifica el paseo del dúo porteño.
Schiaretti se juega todo a que lo suceda el intendente Martin Llaryora -unificará elecciones, admitirá acuerdos objetivos con adversarios de Cambiemos o del cristinismo, siempre para lograr el objetivo cordobesista-. Pero una cosa son los juegos de sillas entre dirigentes, y otras son los movimientos del electorado. Una PASO es una situación de dirigentes. Una elección general es dominio absoluto del electorado. No la maneja nadie.
(De la columna “Nueva cumbre de gobernadores, Cecilia Moreau vigilada y dudas sobre las PASO”, Avant Premiere, en Clarín de hoy. – https://clar.in/3dw6ZAg?fromRef=twitter)