Con su crítica al rosariazo del Papa en favor de Milagro Sala, Elisa Carrió dio otra muestra del poder que tiene. El vocero y ghost-writer del Papa, Víctor “Tucho” Fernández, salió hoy en nombre de Francisco para recordar que no debe sorprender a nadie que el pontífice regale rosarios o que consuele a presos, fueran con condena firme o con una mera preventiva a la espera de sentencia.
Es evidente que esta salida del rector de la UCA (Razones del rosario del Papa a Milagro Sala http://www.lanacion.com.ar/1872415 vía @LANACION) se remite a los dichos ácidos de Carrió por el gesto papal. La jefa de la Coalición Cívica fue la única dirigente que opinó sobre el asunto, y con razón política. Repudió ese regalo porque la bandera de Milagro Sala es hoy la del peronismo que se opone al gobierno de Cambiemos que ella respalda y que integra como estratega, jefa partidaria de una de las patas de la coalición, y legisladora. “A Roma no voy”, se enojó desairando al inquilino de Santa Marta y al de Los Abrojos. Tampoco nadie puede cuestionar la piedad de la diputada; eso valida sus dichos de manera especial. No hay muchas opciones en un país en el cual uno, para confesarse, tiene que elegir entre Lilita y Eduardo Valdés.
El resto del oficialismo, incluso Gerardo Morales, hizo silencio y entendió que otra vez el Papa hace el 1-2: se anuncia la visita de Macri, pero antes le manda un rosario a Milagro Sala en un delivery en cámara lenta y con alta bocina. Se lo entregó a militantes del acampe pro-Sala del centro porteño Enrique Palmeyro, que secunda a José María del Corral en el proyecto de Scholas Occurrentes, el más importante que empuja en Papa en todo el mundo. El Papa es de hacer esas cosas; cuando viajaba a la ONU, horas antes la recibió a Cristina de Kirchner, una de la cal, otra de arena.
Este Palmeyro es hombre de misiones delicadas, así como el extravagante Gustavo Vera (el concejal predilecto de la residencia vaticana de Santa Marta, luminosidad que refleja el color dorado de su cabellera, que compite en matices con la del “Pollo” Sobrero) lo es de las operaciones de brocha gorda. Junto a Del Corral, ex seminarista como él, Palmeyro maneja las Scholas Occurrentes, un ingenioso programa de recuperación educativa que se nació en Buenos Aires, cuando Jorge Bergoglio era el arzobispo, como “Escuelas solidarias”. El formato es un emblema del corazón y el seso de Bergoglio, y lo explica al Papa mejor que cualquier encíclica. Consistía en hermanar una escuela de la zona Norte de la Capital, la de los barrios ricos, con una de la zona Sur, la más pobre. En el proyecto Bergoglio se hermanan el conservadorismo más rancio y coqueto con el populismo villero, una síntesis que convierte al Papa en el custodio más firme de la ortodoxia (véase, como ejemplo, el reportaje que dio en el avión de regreso de México a Roma: http://www.lastampa.it/2015/09/28/vaticaninsider/es/vaticano/los-muros-para-frenar-la-migracin-antes-o-despus-caen-no-son-la-solucin-F7cfip5KJHnJmgH4gPxN1N/pagina.html) y también en el bolche más bolche de todos. No lo pueden correr ni por derechas ni por zurda.
También moverlo a “Tucho” es otra bergogliada. El obispo tuvo otra intervención pública a pedido del Papa, cuándo le hizo cambiar el título y la doctrina a un documento del episcopado, que pasó de llamarse en un borrador “Argentina está enferma de violencia”, al más oportuno “Felices los que trabajan por la paz”. Fernández argumentó ante la propia Cristina de Kirchner en Casa de Gobierno, sobre lo que Iglesia de Bergoglio pensaba. Fue en mayo de 2014, y el entuerto se produjo la misma semana cuando la ex presidente peronista le hizo un homenaje al cura Carlos Mujica, asesinado en 1974 – gobierno peronista – en el centro porteño (“Esperable: Cristina cerró nueva paz con obispos “http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=741058 vía @ambitocom).
Víctor “Tucho” Fernández, vocero y escuba del Papa, teológo y rector universitario. Hoy hizo la tercera misión pública para Francisco y justificó el rosariazo a Sala.
El año pasado le confió una mayor: albergar en la UCA de Puerto Madero una sesión de la comisión internacional que apoya una salida al mar de Bolivia (http://www.uca.edu.ar/uca/index.php/comunicacion/gacetilla/es/universidad/comunicacion-institucional/gacetillas-de-prensa/2015/mayo/nueva-propuesta-academica-para-una-salida-al-mar-de-bolivia). Fue antes del viaje a ese país y conmovió, secretamente, el tablero regional en otra muestra de poder. Motivó una visita de Michelle Bachelet a Roma, una mordaza a Evo Morales, otra para Cristina de Kirchner y hasta una misión secreta del ministro especial de Chile para ese conflicto fronterizo, José María Insulza, a pedir ayuda contra la movida papal de forzar un acuerdo con Bolivia. Cristina le jugó bien a Bachelet, y el Papa, que no olvida, se calló sobre el tema cuando fue a Bolivia. ¿Querís más? El trasfondo de este filme, que habrá que contar otro día, es el enojo del Vaticano con la reforma educativa del gobierno Bachelet que, sin quererlo ella, o queriendo, es un cañonazo al sistema de educación privada religiosa en ese país. La mandataria, perforada ante la opinión pública por los dos temas -Bolivia y el sistema educativo-, logró ponerlos en cámara lenta. Como decía la que se fue, todo tiene que ver con todo. O casi.
Más obvios son los argumentos de Fernández, un teólogo – es decir un religioso que ve visiones, piadosas, se entiende – que no usa una palabra de más y que sólo se mueve con mandato. Se le atribuye haber sido el redactor, en nombre de Bergoglio, de las constituciones del CELAM de Aparecida, de los documentos papales Evangelii gaudium (exhortación) y Laudato Si (Encíclica). Francisco lo convocó al último sínodo de obispos – clave para el año de reformas que comenzó en diciembre con el año santo – nada menos que como redactor del documento final. Explicar que el Papa va a defender todas las banderas pobristas que se alcen de un lado o del otro, ya fueran las del clericalismo de indias que profesen los curas criollos, o las del veterocastrismo de los ancianos hermanitos Castro, es totalmente esperable en cuanto a doctrina y a pastoral. Es la letra evangélica y es además la estrategia de Roma para sostener su proyecto de intervención en el mundo público. Quien espere de la Iglesia Católica otra cosa, que se haga protestante.
Igualmente racional es la preocupación del Papa para responderle a Carrió en el mercado de la burguesía porteña que, de manera manifiesta, rechaza las consignas de Milagro Sala. El público al que dirige la respuesta de ayer, es el que respalda a Macri y que en encuestas manifiesta un rechazo de la figura de la activista jujeña mayor al 80%. En otras palabras, el rosariazo es tomar posición en contra del público macrista; lo entendió clarito el gobierno, que calla, con la excepción de Carrió.Por si hubiera dudas, la nota del obispo Fernández dice que Sala está presa “en un proceso judicial que no deja de ser formalmente dudoso en su gestación”, con lo cual se enfila como defensor de la detenida. De paso, le manda Francisco a decir a Macri que el Papa por ahora le perdona la vida. “Supe – dice el vocero “Tucho” – que ella escribió una carta a Francisco y algunos le sugerían que le respondiera, dado que la conoce y la ha tratado personalmente. Pero él optó por mandar sólo un rosario, que es un instrumento para orar, sin decir más palabras que implicaran emitir una opinión o interferir”. Si siguen, les advierte Francisco, va a responder a esa carta.
El gesto caritativo está apoyado en los antecedentes del Papa que, como dice hoy “Tucho”, le regala rosarios a todos, especialmente si son presos, y lo respalda la letra del Evangelio. En algún momento alguien revelará las razones personales de este interés especial del papa Bergoglio por los presos, uno de los secretos mejor guardados del Vaticano.
Francisco y “Tucho” saben, claro, que por este gesto los burgueses porteños no lo van a abandonar, y que su tolerancia es generosa. Temen más que los piqueteros y dirigentes del peronismo tomen distancia de Roma si no hacen estos gestos. El cura y el piquetero han competido siempre por el mismo público, y en los últimos 20 años de la Argentina, el piquetero siempre le gana, como le gana al intendente, al capo mafia, al dealer del barrio, al comisario y, por supuesto, al puntero político. Lo prueba el penetrante aroma clerical que tienen las expresiones piqueteras, en las que la Iglesia hace entrismo para retener liderazgo – ocurrió con los movimientos del Cura Farinello, que llevó gente al Congreso- o con Luis Delía. El rosariazo del Papa tiene que ver con esa intención de estar cerca del poder que tiene la Iglesia – siempre la cruz junto a la espada – y cuando el poder está en el piquetero, que vayan rosarios al piquetero.
Lo que piense Donald Trump (con quien Francisco polemizó enMéxico sobre los emigrados) no le interesa mucho al Papa. Sabe que este entrepreneur global está del otro lado y que su mercado es otro (tampoco le interesa mucho al candidato republicano lo que diga el Papa; más aún, le refuerza el voto conservador que busca para su nominación presidencial). Entender estos gestos no es difícil si se miran las cuestiones clericales en su contexto. Como el mundo militar, la Iglesia católica sólo se la entiende desde adentro, desde afuera parecen planetas absurdos: la Iglesia católica siempre condenó al liberalismo y al capitalismo, y eso explica que se pliegue a cualquier bandera que los rechace. Este sesgo se acentuó en Roma después de la caída del régimen soviético, y de la evaporación del comunismo; ese cataclismo les dejó la exclusividad en el rechazo al capitalismo, y liberó a la Iglesia de sus compromisos con la facción anticomunista de la Guerra Fría, en la que militó de manera clave Juan Pablo II, el papa reaganiano. Hoy es fácil ser anti capitalista y adoptar consignas del comunismo sin los costos de la persecución y muerte de la Guerra Fría; sale gratis y, si tenés el paraguas clerical, te lleva al cielo, si es que existe cosa tan fermosa.
Con frialdad de laico, Macri armó ya la comitiva para el viaje del sábado 27 a Roma. El caso Sala le conviene a su gobierno porque atornilla lealtades. La misma encuesta de desprestigio de la activista jujeña, dice que más del 80% del público cree que su detención es cuestión de jueces y que su gobierno no tiene nada que ver, aunque por el rechazo que tiene el personaje esto no importa mucho. En la reunión con radicales en Olivos en la noche del miércoles, Macri se interesó con dirigentes de aquella provincia sobre el caso. El gobernador Morales logró disolver el piquete, y también allá las encuestas anti-Sala lo benefician. Igual dice que los jueces justifican la detención por la acumulación de causas, y que el gobierno jujeño poco podría hacer por que la suelten. En realidad, dicen los radicales jujeños, los jueces la tienen adentro – si hubiera algo más que argumentos jurídicos – porque se están lavando de 20 años de peronismo, y también de la extorsión ante la opinión de este personaje que sigue la suerte de los políticos: perdido el poder, llega, fatal, el patrullero.