Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco dedicó hoy en su audiencia general y masiva de los miércoles reflexiones sobre la clasificación de la Argentina al mundial de fútbol. Centenares de argentinos mal dormidos se acorralaron como todos los miércoles para saludar y acompañar a Francisco en su sermón y su bendición a las delegaciones. Muchos de ellos jalearon el triunfo ante Ecuador, del cual Francisco estaba enterado a partir del briefing mañanero del entorno de compatriotas que desempeñan tareas junto a él.
La frase que repitió fue “Ha sido un verdadero milagro; es un milagro, de verdad”, etc., y enfatizó ese juicio – importante por de quien viene – haciendo gestos de thumbs up y otros modos de la comunicacion no verbal cuyo sentido escrutarán los expertos en esas mancias, que también los hay entre los modos de vivir que no dan para vivir.
En la plaza estuvo el cardenal Mario Poli, que viajó hace casi una semana por un compromiso personal – así me lo dijo uno de sus vicarios – y también para participar de un aniversario de la creación de la congregación ligada al culto oriental. Solitario, Poli se mueve sin secretario ni séquito, como un vecino más, a diferencia de otros cardenales que son acompañados por entornistas como si fueran funcionarios públicos. Ayer este cronista pasó buena parte de la jornada en diversos espacios de la ciudad del Vaticano, y se lo cruzó a Poli un par de veces caminando cabizbajo.
Las miradas están puestas en él y en esta visita, por la inminente elección de la nueva cúpula de la Conferencia Episcopal. Él es uno de los candidatos a ocupar el cargo de José María Arancedo. Compite con tres obispos más: Oscar Ojea, que concentra adhesiones en las apuestas previas, Víctor Fernández – el ghost writer del Papa – y Fernando Maletti. Éste es el que menos votos tiene, en un episcopado más bien conservador y poco bergoglista, pero es quien se acerca más al Bergoglio villero. Protagonizó una misa política sobre Santiago Maldonado que le copó Cristina de Kirchner y eso le rayó la carrocería. Los cuatro, se presume, ocuparán cargos importantes en el nuevo esquema.
Poli hizo cola ayer con otros cardenales para el bacialemani que siguió a la bendición. Hizo una reverencia, ilustrando la distancia con el Papa, con quien se reunió desde el fin de semana un par de veces. Se apartó del grupo de cardenales, pidió que le abrieran el corralito y se perdió en la multitud que gritaba por el Papa y por Messi. Lo reconocieron algunos argentinos con quienes se saludó y hasta se sacó una selfie. Hay para todo. Una selfie con Poli…
Para quienes lo preguntan: este cronista estuvo en la audiencia en la que el Papa transmitió gestos de aliento para la tarea periodística. Como bendijo todos los objetos que llevaba, esa bienaventuranza es transitiva a los lectores de Sin Techo porque tenía encima esta máquina con la escribo. A algunos les significa, por eso se cuenta; a otros no, y pueden olvidarlo.
Habrá que esperar el lapso de prescripción periodística para que se den más detalles. En periodismo los secretos prescriben en unos pocos días. Habrá más, pero dejen que llegue.
Una curiosidad que quizás no llama la atención a los insiders del Vaticano: antes de llegar el Papa al escenario de la bendición, un ujier llega con un teléfono blanco, lo enchufa cerca del sillón que usa Francisco, prueba si hay señal, cuelga y se queda vigilando. Cuando termina, lo desenchufa y lo retira. ¿Qué número se disca en tan pío teléfono? ¿Será ese teléfono blanco un teléfono rojo? Misterios. En todo caso, en el show de Karadajián hubiera inspirado a un personaje: El hombre del teléfono blanco.
Aquí unas imágenes, porque SinTecho es también un multimedios:
Y un videito de la salida de la plaza: