“Este trizamiento del oficialismo alcanza a Diputados, en donde Sergio Massa intenta conservar la sonrisa. Se comprometió hace un par de semanas a tratar la designación de Miguel Pichetto como auditor en representación del Pro. Pero en la previa a la sesión del jueves les avisó a los opositores de Juntos por el Cambio que era mejor postergarlo unos días. Esa designación es una resolución que debe aprobarse para el candidato que haya elegido la oposición para cubrir su silla. Los caciques del interbloque entraron en emergencia, porque vieron que se rompían los códigos como en el Senado. Cristian Ritondo le reclamó a Massa esa inconsecuencia. “Andá a hablar vos con Máximo”, fue la respuesta. ¿Qué problema hay? Que “Miguel” como le llaman todos, no se queda callado, y derramas críticas todos los días por la televisión. El jefe del Pro intentó una respuesta que tardó horas en llegar. Para remediar el bache negoció con Massa condiciones excepcionales para que se tratase la designación. Que no figurase en el orden del día, que Ritondo sacase el tema en el recinto sin avisar y se votase a mano alzada – y de forma nominal como dice el reglamento -, que fuera Massa quien asumiese el voto del oficialismo por la abstención, y que Pichetto jurase en el despacho de Massa, y no en el recinto. Lo más importante era que en su lugar, el conjunto exaltase el proyecto de donación de plasma de Máximo Kirchner, un desembarco de este representante de peronismo de sangre en la guerra contra el bicho. Lo apoyaron todos, humanitarios, con su firma en el proyecto que recibió el voto unánime, cero en contra. La oposición había amenazado con boicotear la sesión y presumió ante Massa que podía hacerla fracasar. Se cumplió el plan – el 4 de noviembre de 2015, los diputados de Cambiemos se retiraron del recinto en protesta cuando juraron Juan Ignacio Forlón y Julián Alvarez como auditores por el peronismo. Fue antes del ballotage que ganó Macri el 22 de aquel mes. Esta vez el oficialismo delegó en Cecilia Moreau un discurso descalificante hacia Pichetto en el que se quejó, precisamente, de las actuaciones del exsenador en la pantalla chica. Lo mortificó por la edad, cuando el tiempo no es un elemento infamante, ni aún para la etnia de los Moreau. Ninguna de las espadas del cristinismo dijo una sola palabra – un extremo inusual de cortesía. Si la oposición embozó la designación de Pichetto, también el oficialismo actuó con barbijo. El episodio expresa grietas en el oficialismo y también en la oposición, que esperaba que Pichetto jurase el jueves en el recinto. El Pro siempre se creyó víctima de un recuento capcioso de la cantidad de bancas por parte del radicalismo, que instauró a Jesús Rodríguez como presidente de la auditoría. Mario Negri, jefe del interbloque, no estaba en el recinto – participó de manera virtual desde Córdoba. Ritondo, que empleó para esta salida la muñeca y la amistad con Massa, lo presentó a Pichetto como candidato de la “segunda minoría”. En realidad, el rionegrino lo es del conjunto de Juntos por el Cambio, por un acuerdo que cerraron los jefes partidarios para sostener la unidad de la fuerza con Mauricio Macri, principal sostenedor de Pichetto para el cargo.”
De la columna “El país, al borde de quedarse sin Congreso” en Entretelas de la Política en Clarín.com Economía de hoy (https://clar.in/2AaIbdH?fromRef=twitter)