Entramos en zona de vetos
De paso, hay facturas del oficialismo. Esta semana vence el plazo para promulgar o vetar la ley de fibrosis quística que Alberto y Cristina sacaron del debate en el Senado por razones de marketing, contra la opinión del ministro Ginés y del bloque peronista. Costaría, según Carlos Caserio –senador oficialista–. unos USD 420 millones al año. Podría hacer quebrar a obras sociales y prepagas. Hay en la mesa del Presidente una propuesta de veto del art. 2°, que prohíbe que nadie cambie la indicación que haga un médico sobre un remedio que, según los críticos de la norma, tiene nombre, apellido y cajero. Es cuestión de horas.
El debate hacia adentro puede demorar las sesiones. Además, hay temor por algún personal cuarentenado y no hay, por ahora, quien ice la bandera. Hay más tiempo para observar otra norma que escabulleron al debate, Teletrabajo. El Gobierno impuso una norma para la actividad privada que fue redactada por una empleada pública, la diputada cristinista Vanesa Siley, de los judiciales. Es una actividad en la que no peligran los empleos porque ahí no echan a nadie. Legislan sobre la vida de los otros. Despotismo ilustrado.