El Gobierno sabe que el sistema fue hecho para embromar a la oposición. En una elección legislativa como la del año que viene no importa mucho, porque no hay que sindicar liderazgos y son, en realidad, 24 elecciones. Para aprobarla hacen falta 129 votos, que el oficialismo tiene en Diputados, con el auxilio del bloque massista de José Luis Ramón, premiado en estas horas con una dignidad envidiable: la presidencia de una bicameral para aplicar la ley del defensa del consumidor. ¿Habrá alguna vez alguien que nos defienda de los defensores –sean del pueblo, de los medios o del consumidor-?
La Justicia electoral ha estado siempre a favor de las PASO, pero si hay una ley, no podrá hacer nada. Exigirá, en todo caso, a través de la Cámara Nacional Electoral, algún sistema para elegir candidatos. Una ilusión, con partidos que resuelven más por dedazos que por elecciones. Tiene convocada a una comisión para organizar emergencias electorales, algo que reclamó en el Congreso Graciela Camaño hace algunos meses, para darle preeminencia al Poder Legislativo en el armado de unas elecciones en condiciones de peste. Para las votaciones que hicieron los ciudadanos de Bolivia y Chile que residen en la Argentina, el Ministerio de Salud exigió que hubiera una persona sola en el radio de 4 metros cuadrados. Con un padrón de 35 millones de electores vamos a tener, en todo caso, unas elecciones sanas pero que ocuparán todo el territorio patrio, incluyendo al de los mapuches.
(De la columna “Sergio Massa no cede el bastón, apuro verde por el aborto y una vacuna para las PASO” en Avant Premiere en Clarín de hoy (https://clar.in/35vS813?fromRef=twitter)
El adelanto sobre el proyecto de suspender las PASO es previo a la pandemia. Lo hicimos en enero de este año: “Qué pasa con las PASO, la interna por Rafecas y el terraplanismo de Macri”, Avant Premiere del 5 de enero de 2020 (http://bit.ly/2SYLgob?fromRef=twitter)