La cuadratura del círculo
El encanto canalla de la política está en su naturaleza utópica. Hacer política es superar contradicciones insalvables de la condición humana, como la vida pública, esa piel en carne viva que necesita de los otros, aunque duela. Es la cuadratura del círculo, el pantano del error, la tumba de los sueños, una cadena de hipótesis provisorias, demostrables solo de a ratos, que obliga a caminar por la cornisa.
Como es necesaria, llama a esfuerzos sobrehumanos que cada momento ha alimentado con combustibles diversos. Ha habido tiempos de ideas, tiempos de pasión caudillista, ejercicios de racionalidad, atropellos desde la plaza hacia el palacio, y del palacio hacia la plaza. Etapa superior de la caridad para algunos, es para otros una travesía por senderos tortuosos, hacia fines que justifican los medios para lograrlos. Convoca a los mejores y a los peores. A los desprendidos, generosos y apasionados por la defensa del interés público, y también a los codiciosos y usurpadores de lo ajeno.
Discépolo, un pesimista, diría de la política que es “punto muerto de las almas, /tumba horrenda de mi amor”. (https://youtu.be/341IBcAChKQ a través de @YouTube)Cadícamo, un optimista, le respondería que es el “sordo cementerio de las naves que al morir/Sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir”. (https://youtu.be/z7uhg3YFGQo a través de @YouTube)
Es alentador que, aunque siempre todo sale mal, al final siempre ganan los buenos. Un empate angélico que demanda solo paciencia, la paciencia de Job – investigue usted que es periodista. Nadie dijo que iba ser fácil.
(De la columna El personalismo de Mauricio Macri y Cristina Kirchner y la guerra de guerrillas por las leyes – Avant Premiere, en Clarín de hoy https://clar.in/2S0ax3b?fromRef=twitter)
Bonus: Uno, en la versión de Tania, que la estrenó (1944); y Nieblas del riachuelo en la primera versión de Tita Merello (1937)
