La OCDE albergó en uno de los VIP de su sede en París otra reunión aún más importante: entre Guzmán y el ministro de Energía de Brasil, con Daniel Scioli como gerente y testigo. Fue para celebrar los esfuerzos para que ese país no se abstuviese el viernes, en el board del FMI, ante la aprobación del acuerdo.
Scioli venía trabajando con lo que llama su “diplomacia emocional” -sobre el corazón de los brasileños- para lograrlo. El encuentro de Guzmán con el ministro, el almirante Bento Costa Leite Albuquerque Lima, cobra importancia por el relieve que ha tomado la agenda energética, a raíz de la guerra en Ucrania y las necesidades que le plantea a la Argentina.
La charla coincidió con la reunión interministerial de la Agencia Internacional de Energía (IEA). Se trata de una dependencia de la OCDE que hoy discute los términos de la transferencia energética, algo que parece un emprendimiento de intelectuales ante la crisis del negocio de los hidrocarburos, y la amenaza del retorno, por esa causa, al uso de fuentes de energía contaminantes como el carbón. Albuquerque es un submarinista a quien Scioli tiene en la lista de sus colegas de alta marinería junto al secretario de Asuntos Estratégicos de Brasil (SAE) Flavio Viana Rocha, otro almirante y submarinista.
El gasoducto se demuestra andando
El tema de esa cita parisina es urgente para la Argentina, porque la cuenta de importación de gas puede llegar este año a los US$6.000 millones y un acuerdo con Brasil puede ayudar a compensar el faltante que sobrevendrá en los meses de invierno en un mundo en donde escasea cada día más ese recurso.
Scioli cabalga desde hace rato el proyecto del gasoducto que saldría – si se hace- desde Vaca Muerta, para sacar el recurso hacia el norte del país y eventualmente hacia Brasil. Bolivia, proveedor hasta ahora, puede tener dificultades de provisión, y un acuerdo con Brasil para que ceda cuotas en el invierno a la Argentina puede ser una solución. Este plan es motivo del viaje que hará a Brasil Guzmán en la primera semana de abril, que incluye nuevas reuniones con Bento Albuquerque, y una en Brasilia con el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes.
Escenas de la lucha de clases en la UOM
La construcción del gasoducto de Vaca Muerta dispara fábulas de todo tipo. Algunas son industriales porque la licitación de su construcción tiene chance de que termine en manos del grupo Techint, que puede emplear chapa de un grosor especial (provista por Brasil) para fabricar los caños, que se armarían en la planta de Tenaris en Valentín Alsina (SIAT, caños con costura).
Quienes le busquen entrelíneas sindicales al debate sobre este gasoducto, las puede encontrar en el desplazamiento de Antonio Caló y su reemplazo por Abel Furlán en la conducción de la UOM. La explicación estándar pone el acento en la militancia cristinista de Furlán, que en todo caso es un peronista clásico. Quizás las razones profundas haya que buscarlas, no en esa militancia partidaria sino en la puja de clases entre el ala siderúrgica de la UOM que él representa, y el ala metalúrgica del sindicato.
Los siderúrgicos tiene mejores salarios y están ligados a las plantas de Zárate-Campana-San Nicolás, de donde vienen Furlán y su segundo, el legendario Naldo Brunelli. Desplazan a los metalúrgicos, que son más bien talleristas del tratamiento del producto, y que tienen más gravitación en otras zonas como Capital, de donde viene Caló.
El ocaso de los dioses siempre llega
Esa salida de Caló tiene algo también del proceso vegetativo en el relevo de los caciques sindicales. Sale Caló de la UOM, que había perdido también peso en la conducción de la CGT. Pero también perdió las elecciones el “Barba” Gutiérrez, después de 38 años a cargo de la UOM seccional Quilmes, a manos de otro cristinista que responde a la intendente Mayra Mendoza. De paso, el “Barba” jugó en 2017 con Florencio Randazzo, junto a Alberto Fernández, refalón que le recordó el jueves el “Cuervo” Larroque, al decir que era el hombre del 4% -porcentaje que alcanzó Randazzo en aquellas elecciones de senador nacional por Buenos Aires-.
Pero también declina Hugo Moyano en pujas familiares y de encuadramiento dentro del oficialismo. Se agrega Luis Barrionuevo, con forcejeos en Gastronómicos, en la puja contra Dante Camaño, en un entuerto judicializado. Acá el marco político es la oposición.
Camaño reasumió el jueves después de que la justicia avaló su elección en dos instancias. Lo acompañaron los compañeros del Peronismo Republicano, a quienes alberga en las facilities del gremio: Miguel Pichetto, Ramón Puerta, la renovadora hermana Graciela Camaño, el exministro macrista Jorge Triaca y un seleccionado de empresarios del sector turismo y de funcionarios del gobierno porteño. “No vamos a cantar la marcha porque hay algunos que no son peronistas – ironizó.
(De la columna “El drama de un gobierno afónico” – Entretelas de la política, en Clarín de hoy https://clar.in/3DgCQOk?fromRef=twitter)