En la comunicación del nuncio figuraba que el anuncio del reemplazante de Mario Poli se conocería en la mañana de este viernes. Guillermo Oliveri – secretario de Culto – habrá creído que debía guardarse el secreto, aun ante el presidente, hasta el día del Tedeum. Era para que no hubiese una filtración a la prensa que pudiera incomodar a Francisco, que ya se lo había confiado de manera directa al presidente de la Conferencia Episcopal Oscar Ojea y al propio Jorge García Cuerva. Lo que nadie sabía eran los nombres de los otros integrantes de la terna que consideró el Vaticano para cubrir la vacante de Poli. Uno de ellos era Víctor Fernández, arzobispo de La Plata y el sacerdote más cercano a Bergoglio – se le atribuye haber colaborado sustancialmente en escritos clave del pontífice, como las últimas encíclicas. “Tucho” había adelantado que él prefería seguir a cargo de la diócesis de La Plata, que durante años ocupó Héctor Aguer, uno de los obispos más antibergoglianos de un espiscopado en el cual el actual Francisco no siempre tuvo consenso mayoritario. El otro integrante de la terna era el obispo auxiliar de Poli, Gustavo Carrara. Es un cura villero, como García Cuerva, a quien Bergoglio le delegó, al ser elegido Papa, funciones que ejercía de manera personal, como ser el confesor de la exvicepresidenta Gabriela Michetti.
PREPARANDO LA VISITA DE FRANCISCO
La terna debía elevarla el nuncio Adamczyk a Roma, pero tratándose de este Papa y de esta sede, es imaginable que eso de la terna haya sido una simulación de la voluntad papal de exaltar a este sucesor. El anuncio se produce como antesala del viaje a la Argentina que prepara Francisco para después de la Semana Santa del año que viene. Esta venida tiene como programa el que formuló la Comisión Justicia y Paz a pedido de Ojea en un documento que tiene la misma música del sermón de Poli en el Tedeum: unidad, democracia, justicia y atención de los pobres. Ese programa busca que se incluyan argumentos que comparten los sectores empresarios. Entre los integrantes de la comisión están el abogado Antonio Santiago y el empresario José Urtubey, hermano del precandidato a presidente por el peronismo no cristinista, Juan Manuel.
UNA ELECCIÓN PREVISIBLE
El futuro arzobispo de Buenos Aires nació el Río Gallegos y se crió en San Isidro. Militó en la Juventud Peronista en los años 80 en ese distrito. De esa comarca viene su relación con Jorge Casaretto (que lo ordenó en 1997), con la familia Cafiero – una etnia de penetrante aroma clerical proveedora de embajadores en el Vaticano (Antonio, Mario y Santiago, actual canciller). También tiene la mejor con Ojea. García Cuerva sabía desde hace rato de su designación, que se hará efectiva el 15 de julio en una celebración en la Catedral de Buenos Aires. Hasta ese día Poli atenderá el arzobispado como administrador diocesano. Los vaticanistas desmenuzarán los antecedentes y la personalidad del nuevo arzobispo de Buenos Aires. Pero su llegada no es una sorpresa. Reúne las condiciones que busca Bergoglio para la principal sede del país y que él revolucionó desde 1998. En ese año el cardenal Antonio Quarracino lo sacó de un virtual exilio interior en la Iglesia para designarlo adjunto con derecho a sucesión. Desde ese momento desplegó una transformación de la diócesis y de la Iglesia argentina que lo llevó al papado. La experiencia de García Cuerva en la pastoral penitencia lo une a Bergoglio. El Papa le ha confiado tareas delicadas, como ser el “Comisario Pontificio” para intervenir el Instituto Miles Christi, cuyo fundador, el ex sacerdote Roberto Juan Yannuzzi, fue expulsado por Roma acusado “de abusos de autoridad y abusos sexuales contra adultos”.