Ruido de sables en el radicalismo después del Congreso partidario en Córdoba. Allí el intendente Ramón Mestre hizo aprobar una lista de candidatos a diputados nacionales que encabeza su hermano Diego, que este año termina su banca y busca la reelección. Esa aprobación se hizo con escándalo porque se retiraron los congresales de los sectores que se referencian en Mario Negri, Carlos Becerra y Oscar Aguas, entre otros. Los que se quedaron dieron el sí a Mestre. Eso divide a la UCR de Córdoba justo cuando tiene que discutir con el Pro local las candidaturas. Mauricio Macri ya logró imponer que todos acepten que Héctor Baldassi encabece la lista de postulantes (también renueva banca) y pide que no haya PASO sino lista única. Si la UCR lleva a esa mesa sólo a los candidatos de Mestre puede ocurrir que radicales que quedan afuera busquen entrar en listas alternativas. Ya ha ocurrido en otros distritos y puede pasar este año en Capital con la lista del oficialismo, que anuncia a Carrió, Fernando Sánchez, Carmen Polledo, Mariana Zuvic,Sánchez y a Facundo Suárez Lastra, de la UCR porteña, que está haciendo campaña para Martín Lousteau. Fiel al Pro-Radicalismo porteño, Jorge Enríquez, también busca espacio en esa nómina.
El tinglado acuerdista es un laberinto transitado por los tuneleros del poder, que hacen músculo con costuritas de campaña. Uno de ellos llevó a un grupo de intendentes peronistas de Mendoza al corazón de la Casa de Gobierno, por la vía del Senado. Buscaban el oxígeno de la oficina de Rogelio Frigerio para aliviar el ahogo de caja a que los somete el gobernador Alfredo Cornejo. Este mandatario sigue peleando por una reforma constitucional con reelección, pero tiene la oposición de los peronistas locales, a quien el gobernador radical amenaza con una enmienda que les limita la renovación indefinida a los alcaldes. Hablando en plata: o hay para todos, o no hay para nadie. ¿Por qué no aflojan y hacen un acuerdo que diga, por ejemplo, que gobernador e intendentes tienen la posibilidad de dos mandatos? Ese pergeño ya tiene luz verde del área presidencial y pondrá contentos a todos. También en política los Reyes Magos son los padres.
La Argentina padece dos demonios que son causa y efecto de la crisis de su sistema político: el regeneracionismo, que anima programas de revolución y vuelta atrás cada diez años, y la intransigencia, La política es transigir y acordar, pero la cadena de fracasos del sistema político ha demonizado cualquier forma de acuerdo o pacto. El que negocia es un traidor, dice el dictamen colectivo. Y eso paraliza la política. Por eso los caminos que debe recorrer cualquier trato de partes tienen que ser discretos, casi clandestinos. Con las encuestas que le dan aire al oficialismo en los grandes distritos, el gobierno hace un balance de lo que necesita para no perder vuelo. La enumeración es más de escollos que de realizaciones, que serán inviables sin superar esos escollos. Y para superarlos, aun cuando el resultado electoral fuera contundente, necesitará de un acuerdo con la oposición peronista. Con el mejor resultado, en Diputados no superará las 100 y apenas mejorará la representación en el Senado.
En materia de acuerdos aportó mucho la presencia e Buenos Aires de Ramón Tamames, ex dirigente del PC español que actuó en los llamados Pactos de la Moncloa. Lo paseó por Buenos Aires un ingeniero radical, Eduardo Barrera, que tiene una empresa de cableado en Madrid y que fue secretario de Minería del gobierno de Raúl Alfonsín. Por eso Tamames, profesor y tratadista de la materia Estructura Económica, estuvo con Sergio Massa (Barrera estuvo en una gira empresarios del Tigre a los países nórdicos), el CARI, el Club Político Argentino y en un panel en el Senado junto a Federico Pinedo, Miguel Pichetto y Ernesto Sanz. Estos dos han relanzado la idea del acuerdo “del Bicentenario” que fracasó en enero de 2016 por la resistencia de otro dúo, Marcos Peña y Jaime Durán Barba. Pichetto reivindicó aquella idea y Sanz acercó un programa completo. Advirtió que, si no se logra, las cosas se le harán más que difíciles al gobierno. Ese programa es oportuno, según el ex senador, porque 1) desde octubre habrá un equilibrio de fuerzas entre oficialismo y oposición; 2) hay también un nivel de coincidencias en el diagnóstico de los principales problemas, por lo menos en un “esto no va más”; y 3) hay un nuevo marco internacional al que debe reacomodarse el país. El radical Barrera llevó a Tamames almorzar a Lalín el jueves, para una sesión de la Peña Progreso que bastonea. Entre cocido de lentejas y merluza a la gallega, Tamames desgranó su anecdotario sobre el pacto español. Contó acerca de los celos de “la derechona” que cuestionaba las concesiones de Adolfo Suárez y las desconfianzas de Felipe González ante un posible cogobierno de sus rivales de la izquierda comunista. La escucharon, entre otros, la directora del Banco Nación, el socialista Mario Mazzitelli, el exministro Héctor Lombardo, Carlos Perez Gresia, Diego Barovero, Miguel Ponce, Eduardo Saguier, Carlos Pogoriles, Raquel Sienra de Espeche Gil, Juan Carlos Kozow y Félix Loñ, entre otros.
Ramón Tamames (izq.) explica los Pactos de la Moncloa ante los asistentes a la peña radical Progreso, que opera en el santuario partidario de Lalín. Escucha Diego Barovero (der.).
Foto principal: Mario Negri, Oscar Aguad y los congresales de su sector que no votaron la lista de candidatos que propuso el intendnete Ramón Mestre