La guerra por el nepotismo cero es la cuarta utopía de la campaña macrista (“pobreza cero, derrotar el narcotráfico, unir a los argentinos”). Como utopías son irrealizables, pero sirven 1) para indicar un rumbo; 2) para señalar problemas graves, tanto como que son insolubles.
El nepotismo es el cáncer de la vida pública. Evoca lo contrario a la república, que es la monarquía y el tribalismo. Es perverso porque transmite a la sociedad un mensaje descorazonador: que para alcanzar una posición en la vida ES necesario pertenecer a un grupo, como a una familia. Va contra la meritocracia y la igualdad. Por eso es sano combatirlo.
La medida que anuncia el gobierno es sana en el fondo, aunque oportunista en la forma. ¿Recién se enteró ahora Macri que su gobierno designaba a parientes de funcionarios? ¿O es que antes no le importaba y ahora sí? Para las cuestiones de principios no hay tiempos oportunos o inoportunos.
Más allá de la casuística – los familiares de los funcionarios en cargos – el nepotismo cero obliga a mortificaciones sin solución porque siempre va a poner en cuestión un elemento central del sistema de partidos: su base son las familias en donde la militancia se hereda. La mayoría de quienes de dicen pertenecientes a un partido, reconocen que son radicales o peronistas porque sus padres lo eran. Esto explica que haya etnias políticas que quedarán impedidas de tener cargos.
El nepotismo también pone una cuña en casos de excelencia. Es lo contrario a la meritocracia que debe ser uno de los pilares de una sociedad igualitaria. Hillary Clinton fue elegida senadora por Nueva York en el año 2000, cuando su marido dejaba la presidencia. Es indemostrable que no fue candidata porque su marido era el presidente.
En la Argentina toca a todos los partidos. A Raúl Alfonsín se le conoció la familia cuando ya había dejado la presidencia. Pero Fernando de la Rúa tuvo a su hermano Jorge de ministro de Justicia, su hijo Antonio funcionaba como asesor presidencial, y su otro hijo, manejó la fundación estatal Ecuc.ar.
Juan Perón y Néstor Kirchner llegaron al extremo de poner sus cónyuges como sucesoras en el cargo. Cristina de Kirchner hizo a su hijo diputado nacional. Antes, Carlos Menem había puesto a su hermano como senador y después como segundo en la línea de sucesión.
En el actual gobierno hay casos extremos a vigilar: Jorge Macri fue intendente de Vicente López antes que su primo Mauricio fuera presidente. ¿A cuál de los dos Macri hay que aplicarle esta norma restrictiva?
Los políticos responderán que ellos pueden elegir a sus familiares como entornistas, porque eso ocurre en la actividad privada. En el mundo del espectáculo las dinastías dominan las dinastías. Entre los animadores informativos de la radio y la TV también los locutores estrella eligen a sus hijos como partners y herederos. En el periodismo gráfico eso no ocurre porque en ese oficio hay que saber escribir, y eso no se hereda.
Aquí, van dos diálogos de hoy con colegas de la radio. Uno es con FM Auténtica de San Rafael Mendoza. El segundo, con Enrique Llamas de Madariaga y Denise Pessana por FM Millenium de Punta del Este, Uruguay.
Y dos lecturas de trasfondo:
- La batalla del DNU será el lanzamiento de la campaña 2019 – http://clar.in/2EgmoyY
- Los aprendizajes de Macri en Europa, el ajuste que viene y el PJ desunido – http://clar.in/2DGkOoQ