Alberto Fernández es el bastonero de una segunda generación de aquellos peronistas que despuntaron con Carlos Grosso, con lo que puede afirmarse que el ex intendente puede atribuirse ser el inspirador político ya de dos presidencias sucesivas. Alberto no perteneció a aquel equipo que acompañó a Grosso en la intendencia, porque no era un hombre que viniera del peronismo. Había surgido del Partido Nacionalista Constitucional, y ejerció cargos técnicos en la administración alfonsinista -éramos tan jóvenes-. Lo conoció a Néstor Kirchner por intermedio de un histórico de aquel equipo grossista, Raúl Garré, hermano de Nilda, que rechazó ser la jefa de los espías como interventora en la ex SIDE -en un almuerzo o cena, no se acuerdan bien, están ya viejos, en el club El Progreso-. Alberto era el vicepresidente de FUNDAR, una fundación que organizaba seminarios y conferencias, que presidía Garré, y de allí migró al cavallismo. Pero esa es otra historia.
Entre los básicos del nuevo gobierno hay que hacer un poco de memoria. El equipo de Alberto es una extracción de la cantera del peronismo de la CABA, que parece cumplir el sueño de Carlos Grosso. El ex intendente marcó un rumbo a finales de los años 80 con un proyecto que terminó dando frutos: que el peronismo de la Capital dejase de ser una sucursal del peronismo nacional, y se construyese con la misma autonomía del PJ en otras provincias argentinas. Sobre esa base unificó las tribus de su partido, se engarzó en la renovación peronista y alcanzó en 1989 la intendencia de la Ciudad, después del triunfo de Carlos Menem.
Fue ese mismo sueño de autonomía el que lo aisló de su gobierno, que terminó desplazándolo, cuando Grosso alzó una candidatura presidencial. Aquella construcción se perfeccionó con la reforma de la Constitución, que le dio autonomía a la Ciudad. Fue la base de la posibilidad de construir, de manera institucional, poder político en el distrito. Permitió que el radicalismo hiciera lo mismo y lograse la candidatura exitosa de Fernando de la Rúa, con una fórmula porteña junto a Chacho Álvarez. Veinte años más tarde, otro hijo de Grosso, como Mauricio Macri, repitió la presidencia de un vecino de la Capital, acompañado también de una vice del distrito. Grosso fue un asesor principal de Macri en ese proceso.
(De la columna Avant Premiere de Clarin, 23dic19: Apunten contra Massa, la fórmula de Grosso y Alberto en versión superhéroe – http://bit.ly/2sbFVio?fromRef=twitter)