Sin jefe es difícil acordar estrategias
La oposición y el oficialismo tiene el mismo formato de coaliciones horizontales, que se ordenan según la relación entre los caciques que la integran. Ninguno de ellos le reconoce a los otros señorío sobre el conjunto. La ausencia de liderazgo se paga en la dificultad para acordar una estrategia. Estar en el gobierno facilita la identificación del objetivo. Más cuando este es un gobierno que lleva dos años en funciones y todavía no arranca su gestión: 1) no arregla la economía recibida, que es un campo de ajuste a lo Macri; 2) ni cumple su plataforma de cambios para desmantelar la ingeniería política del gobierno anterior (la agenda judicial, por sintetizarlo en un campo congelado para el peronismo); 3) en la lucha contra la peste, le va lo bien o lo mal que le puede ir a cualquier gobierno del mundo. Pero cobra la paliza que el virus le ha dado a todos los gobernantes del mundo, salvo a los dictadores, que se mantienen con lemas como los que enarbola el jefe de gabinete de Kicillof, Carlos Bianco, “acá no hay lugar para la anarquía” – ya se va a enterar El Guasón. Para cualquier gobierno, contar muertos es lo único que le queda en una guerra, y esta peste es como una guerra. Difícil que te vaya bien con esa agenda, más si se descontrola en peleas internas en el área de salud, que comenzaron con la presidencia de Alberto y que no han cesado. En esa pelea hay que incluir la disputa entre Ginés y los cubanos de Gollán por la estatización, o no, del sistema de salud y la “cama” de Olivos a Ginés para sacarlo del puesto, hecho que dejó al ministerio sin conducción. La inquina le costó al gobierno la salida del conductor de la guerra en el peor momento. Lo sigue pagando, porque no ha remediado esa derrota. Para ilustrar la parábola: Ginés fue el redactor de la plataforma del Frente de Todos en 2019 como coordinador de los equipos técnicos del PJ nacional. Cecilia Nicolini – la dama de los mails – entró a Olivos cuando Alberto ya era presidente, de la mano del chileno Marco Enríquez-Ominami, (lobista de empresas orientales, y no del Uruguay) e hijo putativo de Cristina. Hoy Ginés está en su casa, y Nicolini hace de canciller en las sombras.
(De la columna “2021: el ocaso de los dinosaurios” – https://clar.in/36V9jdB?fromRef=twitter, Entretelas de la polpitica, en Clarín de hoy)