El arco de adhesiones que sostiene la candidatura partidaria de Morales se expresará en una foto que se construye con delicadeza de orfebre en varias carpas de la UCR: sucederá la noche del 29 de agosto.
Ese día el radical Gustavo Valdés espera reelegir como gobernador de Corrientes, y se hará acompañar por dirigentes del interior, con Morales a la cabeza. Valdés ha hecho un frente de 46 partidos que le compite al peronismo albertista que debuta en las ligas locales.
Aquí el interventor en el PJ es Juanchi Zabaleta, nuevo ministro de Desarrollo Social. Lo desplegaron por aquellos humedales como interventor cuando era un mero intendente de Hurlingham y andaba en una renoleta. Ahora es ministro. Si choca, chocará la limusina presidencial.
Urdió una alianza de otros 41 sellos para respaldar a Fabian Ríos. Lo último que necesita hoy el presidente allí es una derrota electoral a manos de Juntos por el Cambio. Otra factura que le pasarán sus socios, en el momento de mayor debilidad de un presidente débil, de un gobierno débil.
Más devaluado que el peso argentino, ya pide tiempo y empezó a mirar el reloj. “Los dos años que faltan voy a poner todo para que la Argentina salga adelante” se resignó el martes en La Matanza. Ya falta menos.
(De la columna “Lo que tapa la campaña” – https://clar.in/3khlbwL?fromRef=twitter, en Entretelas de la política, en Clarín de hoy)