Estornudos en Washington hicieron volar a Béliz y Batakis
El ocaso de Béliz sigue al último episodio de las relaciones de Olivos con el presidente del BID Mauricio Claver-Carone. Este funcionario lo tiene a Béliz como un adversario, porque compitió con él para ocupar ese cargo.
La cancillería de Felipe Solá trabajó el voto entre los socios del BID y llegó a juntar 16 sufragios en favor de Béliz a finales de 2020. Este impidió que su llegada al cargo fuera casi por unanimidad. Era la factura que le pasaban muchos países a la gestión de Donald Trump, que presionó para la designación de Claver, un funcionario de su administración.
La renuncia de Béliz se conoció poco después del informe que rindió Silvina Batakis sobre su viaje a Washington. Ya en los papeles de Olivos estaba el reclamo de Massa, como una de sus condiciones para asumir el ministerio: llevarse la cartera del manejo de las relaciones con los organismos multilaterales de crédito.
El informe de Batakis también se la llevó puesta a ella. Partió a Washington con la venia de la mesa de los tres. Pero consintió que le atribuyeran declaraciones sobre que tenía el apoyo de Cristina y que la vicepresidente apoyaba un ajuste. ¿La sacaron de contexto?
Le faltó asfalto a la ministra para enredarse en sus palabras, que la pusieron en el blanco de Alberto, que parece gozar con fusilar inocentes. ¿Para qué habla?, era el reproche en Olivos. Alguno agregó: ¿para qué fue? Porque Kristalina Georgieva había interrumpido sus vacaciones para esperarlos en Washington a ella y a Alberto. El presidente suspendió el viaje por el Covid de Joe Biden. Si no iba Batakis, hubiera sido un desaire. Mejor que no hubiera viajado, habrá pensado un mozo de Olivos, esos que ven y escuchan todo.
Carambolas globales con amigos de Trump
Entre estas carambolas hay que incluir las relaciones entre Massa y el abogado Rudolf Giuliani – ex alcalde de Nueva York y abogado de Donald Trump. Massa se atribuyó públicamente haber sido socio de Giuliani en emprendimientos de asesoramiento en materia de seguridad en algunos países del continente. Claver-Carone es Trump, como Giuliani es también Trump.
Gana Massa, sale Béliz, el enemigo de Claver, quien después de la rabieta anti-gobierno, soltó US$200 millones del organismo para la Argentina – le sigue teniendo pisados otros US$300 millones, de un total de US$500 millones demorados desde junio.
¿Hubo algún precio en esos movimientos en el vértice del poder argentino? Para la gente de Economía la deuda de Béliz era carísima. Su intención de ser presidente del BID había cebado las inquinas contra Claver, que se había puesto contra la Argentina por un proyecto personal de Béliz. El portazo de Béliz fue sonoro.
En el boletín Oficial de este viernes ya figuraron los decretos de aceptación de su renuncia y la de Julián Domínguez, otro desairado sin palabras. Lo despidió Massa en su oficina de Diputados. Cuando ingresó al palacio no sabía para qué lo habían llamado y llegó a preguntar a quienes se cruzaron con él: “- ¿Alguna novedad?”. Al salir, ya la tenía.
Lo reemplazará alguien que sabe de campo, Gabriel Delgado, ex Secretario de Agricultura de Cristina, hermano del fiscal y que fue forzado a hacerse cargo por unos días de Vicentin. Había sido propuesto por Solá como ministro del área en 2019, pero eligieron a Luis Basterra. Es el autor del demorado plan del Consejo Agroindustrial que perfeccionó Felipe Solá cuando era canciller. El proyecto sigue atascado en el Congreso.
(De la columna “Gobernadores peronistas: así no hay 2023 para nadie” – Entretelas de la política, en Clarín de hoy: https://clar.in/3OT7scU?fromRef=twitter)